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El viernes fue el día de la simulación nacional. El Informe de Gobierno es el triunfo de la auto-adulación, de la propaganda y de la mentira sobre la realidad. No es, como debiera, un espacio en el que los funcionarios públicos defienden su gestión o rinden cuentas. En los informes no hay posibilidad de debate, ni de crítica. Se trata de un ejercicio de producción de un mundo idílico, falso y efímero donde los gobernantes han sido exitosos. Al acabar el informe, el país sale de la tele a una realidad que tercamente contradice todo lo que acaba de escuchar. Un ejercicio masturbatorio del poder.
En su informe del día de ayer, el senador Zoé Robledo optó por otra salida. Denunció esta simulación en un video que planteaba el espacio político como una especie de matrix (matriz), en la que los políticos pueden producir todo a condición de que tengan dinero y cinismo. Desde esa matrix, simbolizada por un cuarto de aislamiento blanco, la clase política construye un mundo a conveniencia en el cual tienen apoyo popular, grandilocuencia discursiva y, lo más inusitado de todo, logros. La metáfora de la matriz es funcional porque revela la separación ontológica que existe entre su mundo y el nuestro. Allá todo es posible, acá nada sucede.
Este espacio en blanco en el que vive la clase política está acondicionado perfectamente para su genética profesional. La ausencia de elementos y de color los exime del lastre de la ideología, la congruencia, un sistema ético, o una memoria que los ate a una forma particular del actuar. En cambio, el espacio vacío les permite construir un mundo a modo; falso y fácilmente desechable para así poder pasar rápido al siguiente constructo que requiera la coyuntura. Se trata de un espacio aislado, lejos de la realidad y de la sociedad, un lugar donde sus decenas de asistentes, choferes, guardaespaldas y amigos influyentes les “brindan el servicio” de moldear el mundo a su conveniencia.
El mundo político en México existe en otra dimensión porque no tiene que rendir cuentas a su población. El Informe de Gobierno es la perfecta representación de este fenómeno: mientras que los políticos se dan palmadas en la espalda y aplauden el show del gobernante, la ciudadanía queda completamente marginada; exenta del espacio físico, ausente del debate y, sobre todo, confinada a un mundo que contradice todos los símbolos y marcas de la alucinación colectiva de la clase política. El gran problema de esta confinación arquitectónica es que la matriz se ha alejado tanto del mundo en el que vivimos los demás, que la congruencia con la realidad ya no le reditua. Es decir, el espacio de simulación ya no necesita de la realidad para funcionar, ni siquiera en un nivel simbólico. La matriz se ha convertido en un espacio de impunidad ante el mundo real porque sólo se rinde cuentas a sí misma.
El ejemplo reciente más dramático e indignante es el del llamado #FiscalCarnal. Los hechos son incontestables. En el mundo real, los escándalos de corrupción de esta administración han indignado a la gente, y de esa indignación salió un sistema que buscaba impedir la proliferación de la corrupción. Uno de los ejes principales de la demanda social era la creación de un fiscal general de la República autónomo, no partidista, garante de la justicia. A su cargo estará la lucha contra la corrupción y contra los fraudes electorales. Entre tanto, en la matriz, se ha decidido que el actual procurador, ex presidente priísta del Senado y abogado del PRI, Raúl Cervantes, sea en automático ese nuevo fiscal “autónomo” de la República. Sólo en un mundo falsificado puede un miembro de un partido político ser construido para volverse en un fiscal “autónomo”.
En realidad el #FiscalCarnal les conviene a todos los habitantes de la matriz, porque les garantiza no tener que rendir cuentas a la realidad, ni a sus habitantes. Esto lo han entendido bien cinco senadores del PAN que han pactado con el PRI para lograr este cometido. En un mundo donde la matriz en la que viven los políticos, le tuviera que rendir cuentas al mundo real, el costo político de un hecho, como éste, sería demasiado alto, un fiscal autónomo promovería un mundo así. Pero como la matriz se gobierna sola, un acto de corrupción ética, como éste, se vuelve políticamente redituable e impide que exista algún otro tipo de redituabilidad. Por eso los panistas que hablan de que sus cinco senadores traicionan a su partido se equivocan. Los cinco senadores del PAN, y el PRI entero, traicionan a todo el país, pero lo hacen porque no viven en ese país que traicionan.
Analista político. @emiliolezama