Hace varias semanas el papa Francisco anunció en forma espectacularmente mediática que, ahora sí, (dentro de dos años) cuando cataloguen los papeles de Pío XII en el Archivo Secreto del Vaticano conoceríamos este periodo tan controvertido, a través de sus fuentes. Los vaticanólogos no vieron nada espectacular, pues ya han pasado 70 años y son los tiempos definidos por la Santa Sede para dar acceso a sus archivos. El periodo interesa pues existe un particular interés por conocer la relación de la Iglesia Católica con el nazismo, el fascismo y la Shoah.
Mi opinión es que si pensamos que la apertura de los archivos traerá muchas luces sobre la participación institucional de la Iglesia en el Holocausto no es tan seguro, pues el involucramiento de la Iglesia tiene varios aspectos. No podemos olvidar que la Iglesia Católica es una institución multiforme que tiene distintas expresiones políticas, geográficas y organizacionales. Siendo muy factible que la información relevante no está precisamente en el Vaticano sino en los Archivos de las órdenes y congregaciones religiosas (jesuitas, franciscanos, por ejemplo), en los fondos reservados de los grandes arzobispados europeos y en los archivos de organizaciones laicales, como las respectivas Acciones Católicas de los diferentes países. Es interesante comentar, qué del acceso a los mismos, nadie habla. Explicaré cuál es su importancia.
En esta época la Iglesia tenía dictadas una serie de anatemas (o maldiciones) contra los judíos, los comunistas y la masonería. Estas grandes anatemas eran aplicadas de distinta forma por los obispos y arzobispos, las congregaciones religiosas y las organizaciones laicales. En los países europeos, donde la presencia de la Unión Soviética (URSS), una potencia atea, resultaba preocupante para la Iglesia Católica, que veía con temor el crecimiento de los partidos socialistas y comunistas. De la misma manera, en el caso mexicano, el gobierno revolucionario entablando relaciones con la URSS y durante el periodo cardenista planteando la educación socialista y asilando a León Trotski le hacían corroborar la peor de las sospechas a la Iglesia mexicana.
Cómo lo muestran los trabajos de Diego Velázquez Caballero las congregaciones católicas vertebraban organizaciones anticomunistas y antisemitas en muchos países de Europa y América (incluyendo México), que sirvieron de base y apoyo a la expansión de Hitler cuando logró controlar prácticamente todo el continente europeo. Debemos recordar que la Alemania nazi creaba en su expansión regímenes colaboracionistas que se ocupaban de controlar y articular la población local al proyecto expansionista alemán. El nacional catolicismo franquista en España, implantado gracias a la colaboración directa de la Jerarquía católica española y la participación militar de la Legión Condor de Alemania, garantizó el triunfo de los golpistas sobre la República española y respaldó el genocidio de la población republicana. En Francia, el Gobierno colaboracionista de Vichy, dirigido por el mariscal Pétain respaldó el proyecto y participó activamente del exterminio de la población judía. Este modelo se replicó en prácticamente todos los países europeos invadidos: Holanda, Noruega, Finlandia, Croacia, Ucrania, Hungría entre otros. Para que tengamos una idea de las dimensiones, cuando Angelo G. Roncalli, (luego el papa Juan XXIII) fue designado Nuncio Apostólico en Francia, debió enfrentar las acusaciones de colaboracionismo con los nazis a 87 obispos, sólo 3 fueron condenados, esta habilidad negociadora le permitió salir del cuerpo diplomático vaticano y ser designado nada menos que Patriarca de Venecia y Cardenal y seis años después al Pontificado.
El Concordato firmado entre la Santa Sede y el Tercer Reich alemán en 1933 le abrió el paso a las corrientes pronazis dentro de la Iglesia Católica que les permitió cooptar una gran parte del voto católico para el proyecto hitleriano, a la vez que desmovilizaba los sectores y proyectos de la democracia cristiana (crítica del nazismo). Todo esto no descarta el apoyo a veces a niveles heroicos de miembros de la Iglesia Católica que se sacrificaron por enfrentar a los nazis y salvar a los judíos de la muerte. Sintetizando, la apertura del Archivo Secreto Vaticano es muy importante, pero es hora qué conozcamos las demás fuentes de la Iglesia Católica y nos encontraremos con algunas sorpresas.
Profesor investigador emérito,
ENAH-INAH