Como se consigna hoy en este diario, varios partidos políticos han comenzado a implementar lo que ellos mismos han llamado planes de austeridad al interior de su estructura, con miras —afirman— a recaudar fondos para los damnificados de los terremotos de este septiembre.
En los hechos, el Partido Acción Nacional, abrió una cuenta en la que ya depositó 50 millones de pesos para el apoyo de las familias afectadas. Además, dice alistar un despido masivo de empleados, de honorarios y de base, así como la eliminación de privilegios de sus dirigentes.
Morena, por su parte, hasta el pasado viernes llevaba recaudados 4 millones, de los 103 que comprometió su líder nacional, Andrés Manuel López Obrador. Por otra parte, el fideicomiso “Por los Demás” ya inició el apoyo a comunidades lastimadas. Morena otorgará apoyos directos a las personas dañadas por los sismos, en un principio, a comunidades del estado de Oaxaca.
El PRD este lunes tendrá una reunión con los integrantes de su Comité Ejecutivo Nacional, en donde se lanzará, se ha anunciado, también un plan de austeridad para apoyar a los afectados del sismo. Veremos qué resulta.
El resto de las formaciones políticas hasta el cierre de este espacio no había dado a conocer algún plan de austeridad de este tipo en apoyo a los afectados por los sismos.
Bien los partidos por estas acciones y anuncios, aunque sólo en principio. Sin duda todo lo que se sume a esta causa sirve si efectivamente se implementa y se hace de manera adecuada. Sólo entonces podrá juzgarse la utilidad de estos planes de austeridad, que por lo demás son necesarios y siempre bienvenidos viniendo de nuestra tan desprestigiada y privilegiada clase política.
Y es que, en las últimas semanas, se ha podido constatar lo bien que se encuentran económicamente nuestros partidos políticos. Con enorme facilidad sus dirigencias, como se ve en estos planes de ahorro, disponen de grandes sumas de dinero para lo que necesiten. Lo que nos debe llevar al tema, tan urgente, de transparentar el manejo de todos sus recursos, sin distingos.
Por consiguiente, es claro que estos anuncios de ahorro son insuficientes y, hasta cierto punto, hipócritas.