En días pasados ocurrieron dos hechos que seguramente tendrán un profundo efecto durante los próximos meses.
Por una parte, la SCJN emitió un fallo sobre la necesidad de regular la publicidad oficial en medios de comunicación. En segundo lugar, ocurrió la viralización de un video en el que aparecía una diputada federal de Chihuahua proponiendo que el reggaetón fuese nominado como patrimonio cultural de la humanidad.
Ambos hechos pueden aparecer inconexos a muchas personas, sin embargo se tocan en un punto esencial para los tiempos electorales que vivimos en México: la libertad de expresión.
En el caso del fallo de la Suprema Corte, la relación es evidente. Durante décadas se ha cuestionado y debatido la forma en que los gobiernos de los tres niveles del Estado mexicano han usado la estrategia del palo y la zanahoria en su relación con los medios de comunicación.
El reconocimiento del máximo tribunal de nuestro país de que la forma en que se maneja el dinero público destinado a la comunicación social gubernamental afectará de forma trascendental la libertad de expresión y la democracia ya que es un avance jurídico importante y necesario.
En contraste, el territorio casi sin reglas de las redes sociales nos entregó un nuevo caso de linchamiento viralizado, casi en los mismos días. Dicho linchamiento ocurrió cuando se socializó un video que supuestamente mostraba a la diputada Cristina Jiménez de Chihuahua proponiendo que el reggaetón merecía ser reconocido como patrimonio cultural, al igual que el tango o el mariachi.
A estas fechas se sabe ya que el video fue una más de las #fakenews que inundan la red y en realidad se trataba de una video farsa realizada por el productor Carlos Chavira, como una forma cómica de criticar a la clase política mexicana.
Sin embargo es preocupante que, además de la versión original, hayan circulado de forma inmediata y sin restricción diversas versiones manipuladas del video como arma de ataque y propaganda política.
En otras palabras, hubo personas que tomaron el video original y lo editaron para que pareciera lo más realista posible, dejando fuera las identificaciones del canal de you tube que lo emitió originalmente, cometiendo un acto que dejó de ser humorístico para volverse una calumnia dolosa. Quizá un acto ilegal.
Así de fácil un trabajo de humor político se trasforma en un linchamiento en los social media, mostrando una vez más que lo único que se necesita para azuzar a la gente con un tuit o un post que se aprovecha de la inconformidad de la gente.
Como podemos ver, al ver ambos casos se observan dos usos diferentes de la libertad de expresión, sea que se refuerza como libertad básica de los ciudadanos, sea que se abusa de ella al convertirla en un ejercicio de libertinaje.
Y es aquí donde inicia el trabajo y responsabilidad dela ciudadanía,. Nosotros tenemos la responsabilidad de usar nuestro sentido común para poder definir si lo que vemos y leemos en las redes sociales es posible, factible, real o si por el contrario es descabellado, manipulado y evidentemente falso.
Por desgracia pareciera que, como si fuéramos militantes políticos fanatizados, no podemos concedernos el lujo de pensar un paso más allá, fuera de los clichés y de las generalizaciones que son tan cómodas para culpar a los demás.
Es indiscutible que la clase política se ha ganado que podamos creer casi cualquier cosa de ella, pero también es cierto que la gran mayoría de las personas que usamos las redes sociales estamos predispuestos a creer lo que sea que nos presenten por medio de ellas.
Como he insistido en diversas ocasiones, el fundamento de una democracia no son tanto las instituciones y las leyes como las personas, nuestra actitud hacia la información y las decisiones que tomamos a partir de esto.
De nada servirá que las instituciones, como la SCJN, aporten con su trabajo para que la información fluya de manera transparente y sin tintes políticos, si únicamente nos enganchamos en eventos viralizados que apelan a la peor parte de nosotros.
Y usted, querido lector ¿va decidir a usar sus libertades o a cometer libertinajes en estos meses de decisiones electorales?