En el ámbito del bienestar social, el objetivo prioritario que se contempla en la cuarta república es el abatimiento de la pobreza, donde los habitantes dejarán de ser “beneficiarios” y se les reconocerá como sujetos de los derechos reconocidos en las legislaciones nacionales e internacionales. La estrategia neoliberal de combate a la pobreza, diseñada por el FMI y adoptada acríticamente por Sedesol, consistió en impulsar la formación de emprendedores para crear pequeñas empresas privadas, dicha estrategia fracasó rotundamente en todo el mundo. La gran mayoría de los proyectos productivos, microfinanzas, etc., se van a fondo perdido y solo subsisten mientras se les proporciona apoyos.

Una de las principales acciones de la próxima Secretaría del Bienestar, que podrían dar señales de que se encamina a superar el neoliberalismo, sería fomentar proyectos productivos, de microfinanzas y de comercialización en cooperativas u otras formas de organizaciones colectivas, sustituyendo el apoyo al emprendedor individual que se encuentra aislado territorialmente y disperso en pequeñas localidades y que nunca podrán competir con empresas y comercializadoras vinculadas a las grandes transnacionales.

El fracaso de la estrategia neoliberal, que se apuntaló en los emprendedores a nivel mundial después de 1982, se constata incluso en los EU, con cerca de 43.1 millones de habitantes en situación de pobreza (13.5% de su población), donde sus microempresarios, para no caer en ese estatus, recurren a organizarse en cooperativas u otras figuras colectivas. En 2003 Joseph Stiglitz, ya señalaba en la revista de la Cepal que los fracasos del mercado abundan. Esto suele suceder, por ejemplo, en la comercialización de los productos agrícolas. Incluso en los Estados Unidos, no dependen de empresas privadas para la comercialización de muchos productos agrícolas, desde las pasas de uva hasta las naranjas, sino que recurren a cooperativas.

A la fecha, en el diseño de las políticas públicas, la mayoría de los países bajo el FMI, cuyos gobiernos adoptan acríticamente la propuestas de combate a la pobreza, que les “sugirieren” éste y el Banco Mundial, se acrecienta el descontento de la población, pues siguen sin obtener resultados positivos en el combate a la pobreza; la distribución del ingreso ha empeorado, la pobreza ha persistido y el crecimiento económico es errático. En México, la economía informal emplea a más de la mitad de la fuerza de trabajo y los daños económicos y sociales se acumulan en todas sus localidades. En América Latina la pobreza asciende imbatiblemente. En los países europeos es menos flagelante, gracias a la estrategia de los Estados de Bienestar que destinan un mayor porcentaje del gasto público al bienestar social. Mientras que los países asiáticos la combaten más eficientemente, sustentando su intervención estatal en una industrialización de bienes de capital (maquinaria y tecnología) que los hace inmunes a los dictados de FMI y del Banco Mundial.

En nuestro país, ya es insostenible que millones de habitantes nunca puedan disfrutar lo que la constitución establece en sus artículos 3, 4 y 15, sobre los derechos a una alimentación nutritiva, vivienda digna, salud, educación, o lo señalado en el artículo 25, respecto al fomento al crecimiento económico, el empleo y a una más justa distribución del ingreso y la riqueza, así como de libertad y dignidad de las personas.

Con el nuevo gobierno, la Secretaría del Bienestar está obligada a desplazar las políticas neoliberales que dejan, entre otros problemas persistentes, un saldo de más de 51 millones de mexicanos en situación de pobreza, 9.4 millones en pobreza extrema y una diáspora de más de 11 millones, que se vieron obligados a migrar a los EU.

Profesor de la Facultad de Economía de la UNAM

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