Niños de 12 y 13 años en la Ciudad de México aprovechan las horas de mayor tránsito vehicular para asaltar a conductores con pistolas de juguete. Los policías los detienen, los remiten ante el juez, quien los deja libres, pues considera que no representan un peligro para la sociedad y que al cometer el robo con juguetes no ejercen violencia. Así ha ocurrido en tres ocasiones. ¿Es el proceder adecuado? ¿Qué alternativas plantea la ley ante esos casos?
De acuerdo con información que ha publicado EL UNIVERSAL en los últimos tres días, se trata de un grupo conocido como Los Diablitos, integrado por adolescentes de entre 12 y 16 años de edad; en el último mes cometieron al menos 10 atracos. Según datos de la autoridad, un ex convicto utilizó a menores para conformarlo, debido a la escasa probabilidad de que sean detenidos.
El actual sistema de justicia penal para adolescentes considera la prisión como “medida extrema y excepcional”; la privación de la libertad sólo se impondrá a mayores de 14 años, “por un tiempo determinado y la duración más breve que proceda”.
Por lo anterior, voces en el gobierno y en el poder judicial locales han salido a plantear la necesidad de reformar el sistema penal para menores; sin embargo, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México considera que no es necesario; por el contrario, critica la actuación de la Procuraduría General de Justicia en el caso y señala errores en la aplicación de protocolos. “El mensaje que se envía es de impunidad y eso es terrible”.
Lo procedente, menciona la presidenta de la Comisión, es iniciar una tarea de acercamiento con los padres; de ahí se determinará si ellos están cometiendo alguna falta o incluso están instigando a sus hijos; entonces aplicaría la ley para los adultos por omisión y por negligencia en la crianza.
En esta situación lo más relevante sería conocer los motivos de los menores. Cuando unos niños asaltan a automovilistas, más que “agresores” podrían ser los “agredidos”. Agredidos en sus casas o por las personas que los rodean. Conviene saber también la situación familiar que enfrentan: ¿sus padres son dependientes de sustancias tóxicas?, ¿tienen familiares en prisión?, ¿viven situaciones de violencia doméstica?
En este caso, ¿quién cometió la falla en realidad? ¿Los Diablitos? ¿Su familia? ¿La sociedad?
El tema no tendría por qué ser tan complejo. Se requiere de manera urgente una readaptación de esos menores. Lo complicado será que las instancias correspondientes cumplan con su labor.