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Uno de los objetivos de cualquier gobierno, sea municipal, estatal o federal, debe ser la creación de condiciones para que la generación de empleos no encuentre trabas, principalmente burocráticas. Así, cualquier persona o empresa que destine sus recursos al desarrollo de fuentes de trabajo tendrá la certeza de que el país es el sitio correcto para ello.
En México la situación en torno al empleo es bastante conocida: elevadas tasas de informalidad, trabajo precario, con escasas prestaciones sociales y bajas remuneraciones –en este último punto dio inicio un plan para que el salario mínimo recupere su poder adquisitivo.
Durante los últimos dos años los índices de desempleo se mantuvieron relativamente estables, con una tasa por debajo de 3.6%, respecto de la población económicamente activa. Sin embargo, ayer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía dio a conocer que en diciembre pasado hubo un repunte para ubicarse en el nivel más alto en los últimos dos años.
Entre las razones, de acuerdo con los especialistas, destacan dos: la pérdida de empleos formales que usualmente se da en diciembre, cuando terminan muchos contratos temporales, y el congelamiento de plazas que se dio en el gobierno federal.
La expectativa es que se trate de un repunte coyuntural, como consecuencia del cambio de gobierno, pero para ello es necesario que la nueva administración tenga claras y definidas las líneas que adoptará para impulsar la creación de empleos.
En las últimas décadas el país adoptó la ruta de la diversificación: se ubicó entre los 10 principales productores de automóviles; luego se apostó a desarrollar una industria aeronáutica que está comenzando a despuntar en Querétaro, lo que se complementa con el turismo, otra importante fuente de empleos.
Sectores como los citados deben percibir el genuino interés gubernamental de que en la medida de lo posible serán respaldados cuando enfrenten situaciones adversas y conocer de manera transparente lo que se les exige, en materia de obligaciones fiscales y laborales.
La evolución de las cifras de desempleo son un dato al que hay que poner atención, aunque para los distintos niveles de gobierno debe quedar claro que la generación de puestos de trabajo no es un asunto exclusivo del gobierno federal. Es cada vez más común que, por iniciativa propia, los gobernadores promuevan sus entidades para atraer inversiones. Los municipios deberían también comenzar a ofrecer resultados en ese aspecto. Es una tarea colectiva.