En un solo día se dieron sendos golpes a los dos grupos criminales más relevantes que operan en la Ciudad de México. Importantes cabezas de las organizaciones rivales La Unión Tepito y Fuerza Anti-Unión fueron capturadas en operativos coordinados por fuerzas federales. ¿Es suficiente para esperar una reducción de la ola criminal que ha azotado a la capital del país en los últimos meses? ¿O será el punto de arranque de una nueva espiral homicida por el control de zonas para distribuir drogas?

La respuesta a cualquiera de esas preguntas está condicionada a la actuación que tengan los mandos y elementos policiacos locales, pues la sospecha de corrupción y de complicidad con grupos del narcotráfico está presente.

Información de inteligencia de la Marina encontró que ambos grupos tenían en su nómina a funcionarios de la Procuraduría y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Seguramente por ello fracasó un despliegue realizado en abril para capturar al líder de la Anti-Unión; al llegar a la ubicación donde se encontraba, había escapado. En esa ocasión se incluyó la participación de elementos capitalinos. Ahora el operativo no contó con la presencia de las autoridades policiacas de la Ciudad de México ni del Edomex y se cumplió el objetivo.

Toca ahora a la fiscalía armar un expediente sólido para lograr una sentencia condenatoria. Hace casi tres meses fue detenido en un edificio habitacional de lujo sobre la avenida San Jerónimo un presunto integrante de La Unión Tepito. Elementos federales lo señalaron como el principal clonador de tarjetas bancarias y cerebro financiero de la organización criminal, lo que le habría permitido una vida de lujo y de continuos viajes al extranjero. Días después de su captura fue puesto en libertad por un juez, que lo vinculó a proceso solo por posesión simple de droga.

Esta vez, en la captura de uno de los cabecillas del narcotráfico en la CDMX hay varios elementos obtenidos por medio de acciones de inteligencia. De acuerdo con el reporte, el criminal amasó una fortuna que incluye la propiedad de 13 residencias en la capital, en el Estado de México y en Morelos, así como casas de cambio y empresas inmobiliarias.

La aprehensión de dos actores principales de la violencia que se ha registrado en las calles citadinas no debe ser motivo para bajar la guardia. México ha visto que ese tipo de detenciones no garantiza el fin del crimen. La reducción de los delitos tiene que pasar por una depuración policiaca y por mayores controles de confianza. La procuraduría local anunció que lo considerará. Ojalá no lo piense mucho. La Ciudad extravió la seguridad desde hace años.

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