Más Información
Anuncian instalación de 25 albergues en la frontera con EU por amenaza de deportación masiva; Rosa Icela dialoga con gobernadores
Tras denuncias en Infonavit, revelan fraude en Yucatán; resurge caso del Cártel Inmobiliario de los Mañé
Read in English
En el mundo del crimen hay delitos que toman auge de manera periódica. Desde las famosas pirámides, utilizadas para defraudar a incautos que acuden con el anzuelo de multiplicar su dinero, hasta las extorsiones telefónicas que en el pasado reciente alcanzaron su nivel más alto y ahora comienzan a declinar.
En la actualidad hay un tipo de delito que comienza a expandirse por el país. Es otra modalidad de extorsión, se le conoce como “gota a gota” y es un fenómeno delictivo “importado”. De acuerdo con información de la autoridad, el ilícito ha sido puesto en marcha por grupos de colombianos que llegan al país vía Cancún y desde ahí han comenzado a extenderse con esta práctica hacia estados del sureste, del centro e incluso del norte.
El modus operandi es el siguiente. Los colombianos se hacen pasar por empresarios, ubican a pequeños comerciantes, sobre todo a los tianguistas o a quienes tienen puestos fijos y semifijos en los mercados; les ofrecen préstamos desde 5 mil hasta 500 mil pesos, con la falsa promesa de que los intereses son muy bajos; no piden aval, referencias bancarias ni garantía alguna.
El préstamo se entrega sin problema. Las complicaciones surgen cuando exigen los pagos. Son mayores a lo previsto y las formas de solicitarlo escalan a los golpes, las amenazas y al asesinato. Para los deudores la situación se vuelve insostenible; el préstamo se liquida con creces, pero los pagos no desaparecen. Hay casos en los que los deudores han optado por el suicidio ante la presión que ejercen los delincuentes colombianos.
El ilícito comienza a recorrer amplias zonas del país. No es una amenaza menor, por lo que las autoridades deben estar atentas a que una nueva modalidad criminal eche raíces en el país.
Uno de los mayores riesgos –si no se actúa a tiempo para frenar esta modalidad de extorsión– es que las bandas migren a delitos más agresivos o establezcan alianzas con grupos delictivos mexicanos. El contacto entre colombianos y mexicanos hasta ahora ha sido de “pago de renta” en la capital del país por parte de los primeros para operar en zonas donde domina la Unión Tepito.
En el trasfondo de este ilícito se encuentra también la necesidad de un amplio sector de la población de recursos para sus negocios o para encarar situaciones de emergencia. Para ellos, sin embargo, los bancos son un medio al que no tienen acceso. Si los canales de financiamiento se abrieran para ellos, muchos de los casos de este tipo de extorsión no tendrían terreno fértil para progresar.