Todas las empresas que tienen un problema que les acarrea pérdidas por 60 mil millones de pesos anuales inician casi en automático acciones para contrarrestar esa merma, capacitan a su personal para que se convierta en el eje de la estrategia y dedican recursos para paliar el problema; en todas… menos en Petróleos Mexicanos.

EL UNIVERSAL publica hoy que la empresa productiva del Estado redujo el presupuesto para capacitar personal sobre seguridad de sus instalaciones al pasar de mil 664 millones de pesos en 2014 a 539 millones en 2017.

El principal problema que ha enfrentado Pemex, al menos en la última década, ha sido el robo de combustible o huachicoleo. Hace unos días el presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer que el volumen de gasolinas robado diariamente a Petróleos Mexicanos es de 600 pipas o unos 9 millones de litros, cantidad ligeramente mayor al consumo diario que realiza el parque vehicular de la Ciudad de México y equivalente también a 70% de la demanda energética diaria del Estado de México.

Con el objetivo de revertir esas cifras, trabajadores de Pemex recibieron capacitación en detección de tomas clandestinas así como en inspección física y documental de autotanques; en 2015 fueron mil 248 empleados los capacitados, pero en 2017 apenas fueron 113; una caída de 90%. La preparación en materia de prevención del robo y comercialización de hidrocarburos también se redujo de 377 personas en 2014 a solo 28 en 2017. ¿Acaso la millonaria sustracción ilegal de combustible no ameritaba una capacitación al mayor número de personal posible?

En la última semana hubo señalamientos de una inminente colusión desde el interior de Pemex con las bandas que roban gasolinas, pero de acuerdo con la información que hoy se publica cualquier investigación tendría que enfocarse en los distribuidores privados, pues por cada pipa de Pemex que entrega el producto a gasolineros, hay nueve particulares que realizan la misma actividad.

Además está prácticamente descartado que el asalto a las pipas de Pemex sea el problema, debido a que los reportes de robo de vehículos de Pemex son bajos: apenas cinco en 2016, once en 2017 y nueve en 2018.

Se cuenta con amplia información para comenzar a combatir el ilícito que se dejó crecer a la vista de todos. No hay más tiempo que esperar. Robar a Pemex es robar los bolsillos de todos los mexicanos.

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