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Marchas y protestas de mujeres en demanda de protección se realizan periódicamente a nivel nacional sin que la situación de inseguridad se modifique para ellas, que constituyen la mitad de la población. ¿Quién las escucha? ¿Quién propone alguna estrategia después de casos de asesinatos de mujeres en Nuevo León, Veracruz o la Ciudad de México? El problema es de alcance nacional.
EL UNIVERSAL informa hoy que 2019 inició con un empeoramiento en las cifras de asesinatos de mujeres. En enero 304 perdieron la vida, la cifra más alta desde 2015, cuando se registraron 150 homicidios dolosos en el mismo periodo; en 2016 hubo 189; un año después, 199, y el año pasado 279 víctimas del sexo femenino. Los números se duplicaron en apenas cinco años.
El promedio diario (10) de asesinatos de mujeres el mes pasado, superó el promedio que se registró en 2018: 7 homicidios diarios. El panorama no pinta nada bien para 2019.
El problema, sin embargo, se originó hace décadas. Las primeras señales de alarma surgieron en los 90 cuando se dio una ola de homicidios contra mujeres en Ciudad Juárez. Casi medio millar de casos que repetían prácticamente el mismo patrón: mujeres de entre 15 y 30 años de edad, de escasos recursos, cuyos cuerpos eran abandonados en el desierto. La mayoría de los asesinatos quedaron impunes.
Desde entonces se han tomado acciones que no han arrojado los resultados previstos. En 2012 se tipificó el feminicidio en el Código Penal, entendido como aquel que se comete contra una mujer por razones de género y que prevé de 40 a 60 años de prisión.
Se pusieron en marcha también las Alertas de Violencia de Género, mecanismo oficial para protección de las mujeres y la erradicación de la violencia en su contra. Organizaciones civiles las impulsan ante el gobierno federal a pesar de la oposición de gobiernos estatales, pues significaría admitir que el problema se ha desbordado por inacción o incapacidad.
El domingo pasado este diario informó que la violencia intrafamiliar no ha dejado de crecer, de 126 mil casos anuales registrados en 2015 pasó a más de 178 mil en 2018. El primer escenario de violencia para la mujer es la casa. Hay testimonios de mujeres que han preferido abandonar su hogar, ante el temor de perder la vida a manos de su pareja.
En parte, la violencia contra la mujer es un reflejo de la inseguridad en el país, donde la mayor parte de las corporaciones policiacas carecen de equipo y de preparación, la investigación es mínima y los delitos permanecen impunes. Sin embargo, una eficaz medida de prevención debe comenzar desde el hogar. Ahí se siembra la semilla de la violencia.