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Hace un año el mandato de las urnas fue el de iniciar una transformación en el país. Más de 30 millones de electores dieron el triunfo a Andrés Manuel López Obrador, candidato que planteó encabezar un gobierno distinto para combatir la pobreza, la impunidad y la corrupción.
Las acciones emprendidas en estos últimos 12 meses (de los cuales siete son de gobierno efectivo) han mostrado efectivamente cambios. La política y el gobierno federal han prescindido de los excesos y privilegios que los caracterizaban; de manera general hay un gobierno austero, enfocado en el gasto social. Otras acciones, en cambio, han desatado rechazo y división, como la marcha atrás en la construcción del aeropuerto de Texcoco o la cancelación del presupuesto a las estancias infantiles; ambas decisiones se están dirimiendo en los tribunales.
Ha sido un gobierno que avanza en unos temas, pero parece retroceder en otros, lo que ocasiona incertidumbre en algunos sectores, sin intentos decididos por aminorarla. El extremo cuidado en el ejercicio del gasto público ha causado la operación plena de secretarías y dependencias.
Ha sido una administración en la que no siempre los subordinados actúan de la forma en que lo ofrece el jefe del Ejecutivo. La lectura hasta ahora es una coordinación deficiente entre lo que enuncia el jefe del Ejecutivo y lo que realiza el gabinete. EL UNIVERSAL presentó este lunes testimonios de quienes fueron cesados de la administración pública sin que prevaleciera el trato justo, sino un terrorismo laboral.
Si se tuviera que elegir una sola característica de este gobierno es el discurso polarizante que se escucha todas las mañanas desde Palacio Nacional. Parecen haber quedado en el olvido las palabras pronunciadas en un hotel capitalino, poco después de la aceptación de la derrota del resto de los candidatos, cuando López Obrador llamó a que “por encima de nuestras legítimas diferencias, nos unamos para trabajar por el bienestar del país”.
Uno de los objetivos inmediatos que debe plantearse este gobierno es el de la reconciliación, palabra que surgió desde la noche del triunfo electoral. La unión nacional se encuentra fracturada en estos momentos. Alcanzarla y consolidarla se convierte en prioridad. Sin ella, el desarrollo pleno del país se verá como un punto lejano en el horizonte.