En el Congreso de la Unión los legisladores pueden hablar y prometer que las cosas se harán de manera distinta a las legislaturas pasadas, pueden comprometerse con la austeridad y el ahorro de recursos, pero lo importante siempre serán los hechos.
Este viernes, EL UNIVERSAL publica un documento al que tuvo acceso, el cual detalla los recursos que recibirán las bancadas partidistas en la Cámara de Diputados durante los últimos cuatro meses de 2018, por concepto de “subvención ordinaria fija y variable”, además de otros rubros.
En total, en las cuentas de los grupos legislativos se abonarán 342 millones de pesos por acuerdo tomado en el Comité de Administración, el pasado 25 de septiembre.
El monto de la Subvención Ordinaria Variable que se asigna mensualmente a cada grupo se obtiene de multiplicar 132 mil 666 pesos por el número de legisladores de la fracción. Para Subvención de Honorarios de Grupos la cantidad resulta de multiplicar 7 mil 758 por los diputados que integran cada fuerza política. Los legisladores también avalaron el depósito mensual de un millón de pesos a cada grupo parlamentario por el rubro Subvención Ordinaria Fija.
La anterior legislatura recibió en 2016 –su primer año completo de actividades– mil 166 millones de pesos por las llamadas subvenciones. Los 342 millones que recibirán los actuales diputados en un cuatrimestre no se alejan en nada de lo que de manera normal han recibido las fracciones parlamentarias los últimos años.
Todo indica que la austeridad puede esperar, pues integrantes del Comité de Administración de la Cámara explicaron que las asignaciones se mantuvieron de manera normal debido a que el presupuesto ya está asignado para todo 2018; la disminución en todo caso podría ocurrir en 2019 cuando se ha planteado recortar 25% esos recursos.
El mensaje que se envía a la ciudadanía es que poco o nada se puede hacer cuando los recursos fueron aprobados en administraciones anteriores. ¿Acaso están impedidos de hacer devoluciones? Algunas bancadas y legisladores independientes han llegado a devolver partidas extraordinarias.
Los diputados afirman que ese dinero se utiliza para el pago de asesores, remodelaciones y gasolina, entre otros gastos. Lo cierto es que no rinden cuentas. La Auditoría Superior de la Federación ha destacado la opacidad en el rubro de subvenciones, por lo que no ha podido evaluar la razonabilidad del gasto ni comprobar que los recursos se ejercieron en trabajos legislativos.
En los hechos, nada ha variado de una legislatura a otra en cuanto a la asignación de millonarias partidas de uso discrecional. La sociedad aún está a la espera de una austeridad real, no de saliva.