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La vejez siempre parece lejana, pero la gran mayoría de la población llegará a ella algún día. Desafortunadamente no todos vivirán esa época en la mejor de las condiciones. Para muchos será un periodo de carencias por la falta de planeación. Desde ahora se pronostica que aquellos que tienen entre 22 y 35 años de edad, la llamada generación millennial, no la pasarán muy bien.
Estimaciones de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros señalan que cuatro de cada 10 millennials podrían vivir su vejez en condiciones de pobreza, debido a que laboran de manera informal sin acceso a instituciones de salud ni a planes de jubilación.
Tienen también en contra que para ellos rige la ley de jubilaciones de 1997, en la cual es importante el aporte de los trabajadores a sus cuentas para el retiro y que el monto de su pensión será de 40% del promedio del salario de los últimos cinco años.
Otro punto desfavorable es la precarización del empleo y los bajos sueldos del mercado laboral. Actualmente 64% de los millennials en un puesto de trabajo (11.8 millones) tienen un ingreso mensual de 7 mil 950 pesos. De persistir la situación, se retirarían con un monto de poco más de 3 mil pesos actuales.
A su favor tienen el futuro. Les restan entre 20 y 30 años de vida laboral, en los cuales pueden enmendar el camino con inscripción y aportaciones voluntarias a alguna administradora de fondos para el retiro, aunque sin duda ayudará más si en México se impulsa un cambio en las condiciones de seguridad social para millones de trabajadores.
El país no puede permitir que en el futuro la pobreza se concentre en los mayores de 70 años. Actualmente cuentan con apoyos económicos oficiales, pero el número de personas de la tercera edad se incrementa cada año, lo que significará una presión sobre las finanzas del país.
Hoy la pirámide demográfica de México tiene una base ancha, por los millones de niños y jóvenes que la conforman, pero las proyecciones dibujan un panorama diferente. En tres décadas la situación comenzará a revertirse y la base de la pirámide será más angosta que la parte media, donde dominarán las personas de 40 y 50 años.
A los jóvenes de hoy les depara un futuro gris. El desinterés y apatía que le adjudican a esta generación podría agravar la situación. Es necesario concientizarlos y tomar acciones ahora para evitar crisis sociales en cuatro décadas o antes.