Desde su nacimiento como país, México se debatió entre dos formas de gobierno: centralista o federalista. Con el tiempo, el federalismo predominó en la vida política y pública. La Constitución de 1917 tiene bases federalistas, pero dio lugar al presidencialismo omnipotente asentado en el siglo XX y que nunca pudo disimular su carácter centralista.

La Constitución enuncia que los estados de la República son libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior. ¿Se cumple este enfoque? ¿Se ejerce el federalismo?

Especialistas e investigadores han señalado el distanciamiento entre lo establecido en documentos y la realidad nacional. En el día a día lo que prevalece son actitudes centralistas/presidencialistas por considerarse que no hay capacidad en los estados para desarrollar algunas políticas públicas.

En 2016, en conmemoración de los centenarios de EL UNIVERSAL y de la Constitución, esta casa editorial convocó a seis foros que formaron parte del seminario El Federalismo Constitucional Mexicano. En ellos, académicos de la UNAM, CIDE, Flacso, El Colegio de México, CIESAS y la UAM mostraron las fallas y contradicciones del federalismo. Las conclusiones y propuestas se entregaron al Congreso de la Unión en 2017.

Ahora, El Gran Diario de México, en conjunto con El Informador, Pulso, El Siglo de Torreón, El Imparcial y El Debate, da continuidad al proyecto iniciado hace tres años. Académicos y legisladores se reunieron ayer en Guadalajara para abordar el federalismo desde la óptica regional. Los participantes coincidieron en que el federalismo mexicano está en crisis y que las soluciones deben plantearse desde las regiones, para que lleguen al centro desde la periferia.

En estos foros ha quedado evidente la confusión entre las fronteras de lo federal, estatal y municipal. Un ejemplo emblemático es el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, pues durante tres días no quedó claro si se trataba de un asunto federal, estatal o municipal.

Otra de las situaciones más recurrentes es la visión centralista en el cobro de impuestos, donde los gravámenes más importantes son recabados por instancias federales.

México sería un país diferente si el federalismo fuera capaz de que los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal estuvieran coordinados y organizados para alcanzar los mayores beneficios para la población. Con más de un siglo de evidencias, hasta ahora hay más señales de que el federalismo se ha quedado corto en el tema de la unión nacional. Fortalecerlo es urgente.

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