La capital del país, que por mucho tiempo fue ejemplo y oasis de seguridad, mientras varias regiones del país se incendiaban, vive desde hace varios años situaciones de violencia que escalan cada vez a un mayor nivel.

La Ciudad de México ha sido testigo de la aparición de cuerpos desmembrados en una céntrica avenida, de la captura del jefe de un cártel, de ejecuciones, de balaceras (dos o tres por día). Como ocurrió en otras partes del país, dos grupos se disputan la plaza y hay denuncias al por mayor de extorsiones.

Ahora, al igual que sucedió en otras ciudades, el crimen organizado recurre a su práctica más común: la compra de voluntades en las corporaciones policiacas. No sería raro que esta acción no sea nueva en la Ciudad, pero esta vez se puede documentar.

EL UNIVERSAL presenta hoy información que confirma el reclutamiento que hace el grupo delictivo La Unión Tepito, tanto de elementos policiacos en activo como retirados, en la Ciudad de México y en municipios mexiquenses. El objetivo, además de infiltrarse en corporaciones policiacas, es integrar un “brazo armado” para defender sus actividades ilícitas.

De acuerdo con investigaciones de la autoridad, las bandas delictivas ofrecen entre 18 mil y 20 mil pesos mensuales a quienes acepten trabajar para ellos, por arriba del salario promedio de los policías, que es de 15 mil pesos. Para la mayoría es un ingreso adicional, debido a que colaboran con el crimen en sus días francos, en sus horas libres e incluso mientras están de servicio.

Si los controles de confianza no se endurecen, es fácil prever el futuro. En la capital comienza a replicarse el escenario por el que pasaron otras ciudades en los estados: Cuerpos de policías que trabajan en su totalidad para el crimen organizado y la posterior intervención de fuerzas federales en los agrupamientos.

En las últimas semanas se anunció un aumento salarial por arriba de la inflación y diversas prestaciones para los policías capitalinos, pero mientras no se pongan en marcha medidas para frenar y castigar la corrupción de los elementos y jefes policiacos, los índices de inseguridad en la Ciudad difícilmente descenderán.

Desde la administración anterior la espiral criminal ha mostrado un ascenso; al mismo tiempo, las señales que se dieron en estados con elevados índices de inseguridad comienzan a presentarse en la CDMX. La experiencia de violencia sin control se ha vivido en decenas de ciudades mexicanas. ¿Podrá frenarse a tiempo en la capital? El tiempo corre.

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