El gobierno federal ha asumido la consigna de transformar el país, pero esa intención estará incompleta si no alcanza al Poder Judicial de la Federación, que tiene la encomienda de velar por el cumplimiento de la Constitución y de proteger los derechos humanos, así como de dirimir las diferencias entre poderes.

El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, en entrevista con EL UNIVERSAL, hace un diagnóstico duro: si el Poder Judicial fuera un enfermo, sería un paciente grave con dolencias, con la corrupción y el nepotismo como sus problemas más complicados por resolver.

En la evaluación que el ministro ha hecho en sus primeros meses al frente del máximo tribunal del país, simplemente confirma lo que por mucho tiempo se especulaba: que los bienes y estilo de vida que ostentan muchos jueces no corresponden con sus ingresos. Aunque hay investigaciones que se encuentran en curso, la complicidad con el crimen organizado es la primera sospecha.

Sin embargo, reconoció que hay algunos casos donde el crimen organizado llega a infiltrarse.

Las especulaciones no son recientes, ¿por qué hasta ahora se emprenden indagatorias? Parece claro que para administraciones judiciales previas la depuración de jueces deshonestos no fue importante, como tampoco lo fue el ejercicio correcto de los recursos. A principios de abril este diario dio a conocer registradas en el Consejo de la Judicatura Federal en renta de inmuebles, pago de seguros, obra pública y contrataciones, entre otros rubros, las cuales generaron un daño por 5 mil 428 millones de pesos.

La cura para este enfermo, de acuerdo con el ministro Zaldívar, se encuentra en la necesidad de tener un Poder Judicial, austero, eficiente y cercano a la gente. Pero también debe pasar por investigaciones a fondo y enjuiciamiento de aquellos malos elementos, además de proteger y dar seguridad a los jueces comprometidos que no se corrompen y arriesgan su vida con sus fallos contra el crimen. La transparencia en el manejo de recursos es otra condición ineludible.

La exigencia ciudadana de contar con jueces de conductas irreprochable es constante. Los integrantes del Poder Judicial tienen ahora la oportunidad de modificar la imagen de potentados que ellos mismos se han encargado de construir.

Uno de los sectores clave para la transformación que se busca en las instituciones del país es la impartición de justicia. Es vital que contribuya al objetivo, es hora de una renovación.

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