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En estos tiempos de combate a la corrupción uno de los mayores retos se dará en la Ciudad de México. En los últimos años la presencia de grupos del crimen organizado se hizo más evidente. Las ejecuciones se volvieron casi cotidianas. A la capital del país llegaron escenas de cuerpos desmembrados en avenidas céntricas. A eso se sumaron más narcomenudeo, casos de extorsiones a restaurantes y bares, así como asaltos.
En julio del año pasado un operativo militar en el sur de la Ciudad permitió el abatimiento del líder del cártel de Tláhuac.
Gran parte de la situación descrita es resultado de hechos de corrupción, entendida como la complicidad que llega a darse entre autoridades y bandas delictivas, lo que permite a éstas operar sin obstáculos.
Una de las organizaciones que se instaló en amplias zonas fue la Unión Tepito, pero la influencia que logró en la última década la colocó incluso más allá de la CDMX. EL UNIVERSAL publica hoy que la banda criminal construyó una red de negocios en 10 estados del país, de acuerdo con un reporte elaborado por el Departamento de Inteligencia Financiera de la Ciudad de México y la Subsecretaría de Información e Inteligencia Policial de la Secretaria de Seguridad Pública local, en colaboración con la Procuraduría General de la República.
El próximo miércoles en la capital del país comenzará funciones un nuevo gobierno y el desafío que enfrentará en materia de criminalidad es enorme.
Se podrán destinar mayores recursos a la seguridad, adquirir más patrullas, reclutar a más policías, capacitarlos, pero mientras no se erradiquen las prácticas corruptas o la infiltración de criminales la situación se mantendrá prácticamente sin cambios.
Ninguna relajación de controles debe permitirse si se quiere colocar nuevamente a la Ciudad de México como ejemplo de seguridad.
Experiencias en otras zonas del país han demostrado que salarios dignos y estrictos exámenes de confianza son factores clave para terminar con conductas que alientan el crimen.
Los homicidios en la capital del país ha alcanzado los niveles más altos desde que comenzó ese tipo de registros, hace dos décadas. Disminuirlos será uno de los retos más complejos de la próxima administración local. Si la corrupción es contenida, se habrá dado el paso más importante.