En momentos en que en el Congreso de la Ciudad de México se define el Paquete Económico 2019 para la capital, y que el tema del impuesto predial es el principal punto de estira y afloja que ha detenido y prolongado su aprobación, reconforta saber que los capitalinos son los mexicanos más cumplidos en el pago de sus deberes tributarios.

Una consigna que por décadas se ha venido repitiendo a lo largo y ancho de la República es la de que los estados que la componen son los que subsidian a la capital del país. Nada más falso. Según una investigación hecha por EL UNIVERSAL, los habitantes de la ahora llamada CDMX son no solo los mexicanos más cumplidos sino además los que más pagan impuestos, de hecho casi el triple que el promedio nacional. En contraparte, Oaxaca es el estado que paga menos. Comparados con los oaxaqueños, los chilangos entregan a su tesorería local poco más de ocho pesos por cada peso que aquéllos aportan a las arcas de su estado. La disparidad es en este caso apabullante.

Tras los capitalinos, los quintanarroenses se distinguen como los segundos más cumplidos en el pago de sus obligaciones con las entidades locales, lo que se comprende por la intensa actividad turística de la Riviera Maya, misma que exige instalaciones adecuadas a la importancia de su atención al turismo y que demanda una sólida industria constructora, la cual requiere como requisito básico para operar, haber realizado el pago del predial si se quieren obtener los permisos necesarios para proceder a levantar o modificar cualquier estructura por mínima que sea.

En el listado de los buenos pagadores también resaltan estados del norte de la República, cuya bonanza empresarial explica gran parte de su cumplimiento.

Pero ante esto y la comprobación de que también hay entidades incumplidas en su actividad tributaria, se ve que son varios algunos estados los que propician el centralismo -del que tanto se quejan al interior de la República- al no favorecer la recaudación fiscal en sus territorios, solicitando al gobierno federal el otorgamiento de recursos para atender sus necesidades y subsanar sus carencias más apremiantes.

Cobrar y pagar impuestos no ha sido una práctica común en este país. Los contribuyentes cautivos son los principales aportadores de recursos para los arcas públicas, por esa razón la autoridad federal ha tenido que recurrir a impuestos para proporcionar los servicios que requiere la población. La situación solo podría cambiar en el momento que la ciudadanía perciba que sus contribuciones son bien utilizadas en seguridad y en servicios públicos de calidad.

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