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¿Qué se ha avanzado luego de años y décadas de conmemorar el Día Internacional de la Mujer? En nuestro país la mujer figura prácticamente en todos los sectores de la vida tanto económicos, sociales, y deportivos, como económicos, políticos y científicos. Prácticamente están presentes en todas las áreas. Lo anterior, sin embargo, no se traduce de manera automática en mejores condiciones para ellas.
En primer lugar, la violencia contra la mujer no ha dejado de incrementarse. Hay varios datos. El maltrato familiar, en el que las mujeres son usualmente las principales víctimas, pasó de 126 mil casos en 2015 a 178 mil en 2018. En enero de este año, un promedio de 10 mujeres murieron cada día en el país en homicidios dolosos y feminicidios, según cifras oficiales. De acuerdo con el Inegi, dos de cada tres mujeres mayores de 15 años ha sufrido al menos un incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o de discriminación, en los cuales el principal agresor ha sido el esposo, el novio o la pareja.
En lo laboral, la brecha en materia de sueldos entre hombres y mujeres sigue aumentando. El número de mujeres que perciben más de cinco salarios mínimos se ha venido reduciendo. En el último trimestre de 2018 eran solo 725 mil 615 trabajadoras, prácticamente la mitad de las 1.4 millones que se encontraban en el rubro de “mejor pagadas” en 2006.
En el rubro político, por primera vez se tiene un Congreso y un gobierno federal con paridad de género, pero a pesar de ello de las 11 carpetas de investigación por casos de violencia política de género que han llegado al tribunal electoral federal, apenas 3% se ha judicializado y no hay un caso en el que se haya fallado a favor de la víctima.
En lo social, las mujeres actualmente están dando la batalla para que el gobierno no cancele los programas de estancias infantiles ni de refugios para quienes se encuentran en situación de violencia. Eliminar las guarderías subsidiadas, de un día para otro, sin que haya un programa que las sustituya, puede apartar aún más a la mujer de ingresar al mercado laboral e incidir tanto en el nivel de vida de ella como de sus hijos. En tanto que la desaparición de los albergues para quienes huyen de ámbitos familiares violentos, coloca en riesgo la vida de quienes se encuentran bajo esa amenaza.
En medio de los jaloneos políticos que se dan por este tema, no debe olvidarse que no se trata de una agenda de gobiernos de derecha, de izquierda o de centro, sino de una obligación del Estado para que se respeten los derechos de la mujer.
Los avances para el sector femenino, en conclusión, no están consolidados. Las exigencias que se hacen año tras año tendrán que seguir repitiéndose. La mitad de la población no puede continuar en desventaja.