El pasado 10 de mayo, con motivo de la celebración del Día de las Madres, trabajadoras de entidades públicas mexicanas recibieron diversos obsequios por parte de las dependencias a las cuales prestan sus servicios. Tales regalos variaban en costo, tamaño y utilidad.

Contratación de mariachis y artistas o desayunos valuados en un costo de hasta 400 pesos por persona, así como la entrega de objetos diversos que iban desde aparatos de ejercicio, enseres domésticos, televisores, computadoras, joyas, carteras o tarjetas y monederos electrónicos, amén de la contratación de espacios (por ejemplo, salones de fiestas en hoteles) o personal especializado para la realización de los festejos, son algunos de los ejemplos que fue posible detectar en una investigación realizada por este diario.

Entre las instancias públicas que se mencionan se encuentra la Cámara de Diputados, el Senado de la República, el Banco de México, la Auditoría Superior de la Federación, Bansefi, el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, Correos de México, el Colegio de Postgraduados, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, así como las secretarías de Gobernación y Cultura.

Si bien es hasta encomiable que el gobierno reconozca y felicite a las integrantes de su plantilla laboral que son madres, también es necesario recalcar que el reconocimiento debe apegarse a los valores de gasto racionalizado que la actual gestión federal se ha empeñado en proclamar como parte esencial de sus esfuerzos para enderezar el rumbo de la nación. Adicional al festejo de la maternidad entre las burócratas, se señala que también está contemplado como parte del gasto a realizar otro para las secretarias en su día, el próximo 17 de julio, para lo cual alguna dependencia planea entregar a 165 de sus empleadas, pulseras de plata adornadas con una perla natural, manufacturadas por una prestigiada compañía de joyería fina.

En un momento en que el gobierno federal ha decidido apretarse el cinturón y llevar el lema de la austeridad republicana como bandera de principios, por los cuales lo mismo se ha comprometido la difusión de la cultura que la procuración de salud por parte del Estado, resulta preocupante el dispendio con el que algunas instancias públicas hacen uso del presupuesto que se les ha conferido. Parece que mientras programas de beneficio público ven mermados sus presupuestos y disminuido su personal de atención, en otros sectores no parece haber escasez. Es tiempo de que haya congruencia entre los dichos y los hechos de la actual administración.

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