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Los míticos coffeeshops holandeses pierden espacio año tras año en Holanda, y especialmente en Ámsterdam, donde estas cafeterías de venta regulada de marihuana se ven ahora acorraladas por una nueva legislación.
En un reciente informe, el Ministerio holandés de Seguridad confirmó que solo quedan 570 coffeeshops en todo el país, en comparación con los mil 400 que había a mediados de la década de 1990. Del total, 400 se localizaban en Ámsterdam y los demás estaban repartidos entre las 12 provincias holandesas. A día de hoy, la capital turística de los coffeeshops cuenta con 167 de estos locales.
El año pasado, una decena de coffeeshops tuvo que clausurar debido a la inseguridad que provocaron varios tiroteos que se registraron a las puertas de los establecimientos.
“Estos tiroteos están poniendo en peligro la seguridad y el orden público”, afirmó el alcalde de Ámsterdam, Eberhard van der Laan, quien advirtió a todos los propietarios que no iba a “tolerar” más incidentes.
La policía aún sigue investigando aquellos tiroteos, con la lucha entre propietarios para desestabilizar a la competencia como principal hipótesis.
Las autoridades locales son las que otorgan las licencias e imponen sus normas, aunque hay una regulación a nivel estatal sobre la localización y el funcionamiento de este tipo de establecimientos.
En enero de este año, entró en vigor una nueva ley que prohíbe a los coffeeshops estar a menos de 250 metros de los colegios y centros educativos, lo cual afectó a unos 20 establecimientos en Ámsterdam.
Uno de ellos fue el Mellow Yellow, el coffeeshop más antiguo del mundo, que tuvo que cerrar porque tenía una escuela a unos 220 metros de distancia.
Otra treintena tuvieron que cerrar como parte de una campaña del Ayuntamiento de Ámsterdam para depurar las zonas más problemáticas del Barrio Rojo, que también llevó la clausura de un centenar de escaparates de prostitución.
A pesar de los cierres, la capital holandesa sigue siendo el municipio con más coffeeshops por persona: uno por cada cuatro mil 900 residentes, frente a la media de todo el país, un local por cada 32.670 habitantes. Según la cifras de la oficina de turismo holandesa, 25% de los turistas que llega a Ámsterdam viene con intención de visitar un coffeeshop.