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viridiana.ramirez@eluniversal.com.mx
Son dunas errantes en tono sepia. Las más pequeñas miden 100 metros, casi la altura de la columna del Ángel de la Independencia, pero también hay montículos que superan los 300 metros, casi como la Torre Eiffel. Su forma nunca es la misma, el viento se encarga de diburjarles líneas o dejarlas bien lisitas para deslizarse sobre tablas de madera.
Ese espectáculo natural se ubica en el desierto chihuahuense, a 45 kilómetros de Ciudad Juárez , y son las dunas de Samalayuca , catalogadas como las más grandes de Latinoamérica.
A la aventura
Desde la carretera que conduce a la reserva natural, se aprecia el extenso mar de arena y cómo sus olas inmóviles son conquistadas por los aventureros que practican sandboarding . La actividad consiste en deslizarse sobre la arena con la ayuda de una tabla.
A pie, subes el costado de una duna y en la cresta, te colocas sobre la tabla para que sea atada a tus zapatos. Solo es cuestión de flexionar un poco las rodillas e inclinar el cuerpo hacia adelante para avanzar a toda velocidad sobre la arena.
El secreto para no darte un porrazo es frenar poco a poco con los talones. Lleva tiempo coordinar el equilibrio y aprender las instrucciones, pero después de una hora de entrenamiento podrás dar, incluso, piruetas en el aire.
Para practicar sandboarding y cualquier otra actividad dentro de la reserva, es necesario contratar a un guía. En Samalayuca las tormentas de arena son constantes y los viajeros pueden perderse, además, deben llevar suficiente agua para no sufrir un golpe de calor; en el día, el desierto registra temperaturas superiores a los 43° C.
Después de convertirte en el amo y señor de las dunas, podrás realizar una caminata hacia la zona de petrograbados y pinturas rupestres que existen en algunas piedras. Las figuras han estado ahí desde hace cinco mil años y representan escenas de caza, animales y rituales. También hay algunos restos fósiles del periodo Paleozoico.
(Foto: Archivo El Universal)
Cena con “Juanga”
Para grupos de 30 personas en adelante, se diseñaron las cenas temáticas “Misticismo en el Desierto”, donde los viajeros tienen la oportunidad de conocer el desierto de noche, pero antes, pueden realizar actividades de aventura: carreras en jeeps y cuatrimotos y descenso en las dunas dentro de una enorme burbuja de plástico.
Como parte de la velada se les ofrece degustaciones de sotol , la bebida hecha con agave silvestre madurado por cinco años. Chihuahua, Durango y Coahuila cuentan con Denominación de Oirgen para producirla. Dien que, Al Capone llegaba a Ciudad Juárez para comprar sotol por ser un destilado parecido al whisky porque en Estados Unidos estaba prohibida la venta de alcohol.
Al atardecer, los viajeros tienen una clase opcional de yoga. La meditación comienza cuando aparecen las primeras estrellas. Escuchan el sonido del viento colándose entre las yucas, las plantas nativas de Samalayuca.
Mientras tanto, el staff prepara la carpa y los platillos que servirán durante la cena.
Cuando la clase de yoga finaliza, los invitados llegan a lo alto de una duna para descubrir el montaje, entonces suena la música de Juan Gabriel y aparece un imitador del cantante. Al ritmo del Noa noa se hace una verdadera fiesta en aquel mar de arena.
GUÍA DEL VIAJERO
Sandboarding
Chihuahua Tours. Viajes desde 500 pesos por persona. Incluye traslados desde Ciudad Juárez, tabla de sandboarding e instructor.
Se recomienda vestir con pantalón y playera de manga larga, usar bloqueador, gorra y lentes con filtro UV.
Cenas en el desierto
Te lleva Trifolium Juárez. Precio: desde mil 650 pesos por persona. El precio varía de acuerdo a las actividades que el grupo quiera realizar. www.trifoliumcjs.com
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