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viridiana.ramirez@eluniversal.com.mx
Algunas son Reservas de la Biósfera. Otras se han ganado una posición en la lista del Patrimonio de la Humanidad declarada por la Unesco.
Todas tienen algo en común: son nuestras maravillas naturales, las que han conquistado al turismo internacional y a nosotros nos hacen sentir orgullosos. Te dejamos una lista de siete destinos que debes visitar al menos una vez en tu vida.
1. El Pinacate y Gran Desierto de Altar, Sonora
Es un paisaje de cráteres, dunas y ríos de lava, integrados a la lista del Patrimonio de la Humanidad, en 2013, por la Unesco. En su suelo habitaron los primeros grupos étnicos que poblaron el norte de América y la NASA entrenó a sus astronautas antes del primer viaje a la Luna. En la reserva viven 56 especies de mamíferos y una flora dominada por sahuaros, considerados los cactus más grandes del mundo, con una altura de 20 metros.
2. Barrancas del Cobre, Chihuahua
Es la red de cañones más alta del mundo. Entre sus desfiladeros habita la etnia rarámuri, abierta a mostrarle al mundo su forma de vivir. Las barrancas se recorren a bordo del Chepe, el tren que va de la ciudad de Chihuahua, hasta Los Mochis, en Sinaloa.
En la región hay un parque de aventura con tirolesas y un teleférico; hoteles boutique, cabañas rústicas, viñedos y misiones construidas por los jesuitas.
(Foto: Consejo de Promoción Turística)
3. Cuatro Ciénegas, Coahuila
Hace 300 millones de años la Tierra escupió, a través de grietas, el agua que tenía encapsulada desde el periodo Paleozoico para dejar al descubierto el valle de Cuatro Ciénegas. Este ecosistema fue proclamado Área Natural Protegida y es considerado por la NASA como el lugar que conserva estructuras calcáreas fósiles similares a las encontradas en Marte. El valle representa uno de los principales sistemas de humedales de nuestro país; 140 hectáreas bañadas por pozas de agua turquesa, habitadas por fauna extraña como las tortugas “bisagra” y los ratones canguro, y donde se levantan dunas de yeso formadas por cristales de calcio y magnesio.
(Foto: Archivo El Universal)
4. Islas Revillagigedo, Colima
Es un archipiélago creado por olas de lava que fueron deslizándose por el fondo marino hasta sobresalir del océano hace tres millones de años. En 2016, fue declarado Patrimonio de la Humanidad.
Socorro, Clarión, San Benedicto y Roca Partida son las cuatro islas que lo conforman. En ellas habitan mantarrayas gigantes, tiburones martillo, ballenas jorobadas y pájaros bobo, visibles para el viajero que emprende una larga travesía de casi 25 horas en altamar, tiempo que se tarda en llegar al archipiélago desde Los Cabos, el pedazo de tierra más cercano.
(Foto: Archivo El Universal)
5. Tamul, San Luis Potosí
Esta imponente cascada se localiza en Ciudad Valles, el corazón de la Huasteca Potosina. Su caída es de 105 metros y se desborda a través de uno de los cuatro cañones de roca caliza pertenecientes al río Santa María, aunque su manantial es alimentado por el caudal Gallinas. Para descubrir este universo, sólo hay que abordar unas “pangas” o canoas de madera, que se navegan corriente arriba. En este punto se aprecia la fuerza del torrente, que al final se convierte en el río Tampaón, cuyo color turquesa enamora a los más intrépidos.
6. Cañón del Sumidero, Chiapas
Dicen que su edad es de 15 millones de años. Desde entonces, el Cañón del Sumidero es uno de los principales hogares de especies en peligro de extinción y de una vasta flora que le han hecho alcanzar el estatus de Parque Nacional. Esas paredes escarpadas y calizas se levantan sobre el río Grijalva, el cual cruza por cuatro municipios chiapanecos: Tuxtla Gutiérrez, Chiapa de Corzo, Nuevo Usumacinta y San Fernando. Sus 32 kilómetros de longitud son completamente navegables. Para hacer el viaje es necesario rentar una lancha en cualquiera de sus cuatro embarcaderos, el más grande se localiza en Chiapa de Corzo.
7. Las Coloradas, Yucatán
Es una región salinera que pertenece a la Reserva de la Biósfera Ría Lagartos. Son siete kilómetros de charcas que cambian de color en julio y agosto, debido a la acción de algas, sal y el efecto del sol. Nadar en estos depósitos es poco recomendable: la sal puede irritar la piel y el uso de bloqueador puede contaminar la producción de sal. Para conocer la zona se hacen recorridos en lancha. En los alrededores observarás manglares, flamencos y cocodrilos.