El Palacio de Schönbrunn encuentra en Viena, Austria. Estar en su interior significa explorar la vida diaria de la dinastía Habsburgo. Gran parte permanece en su aspecto original cuando fue la residencia de verano imperial de la familia, de los siglos XVIII al XX. No solo conserva su arquitectura barroca, sino su decoración, en el caso de muchas habitaciones. Conoce cuáles eran las costumbres, deberes y gustos de quienes lo habitaban. La Unesco incluyó el castillo en la lista del Patrimonio Mundial en 1996.
1. Historia
Originalmente no se planeó como un palacio, sino como una residencia de cacería, encargada por Leopoldo I para su hijo José I, en 1693. Al morir este último, en 1711, la construcción quedó sin concluir. En realidad fue María Teresa, la madre de María Antonieta, quien durante su mandato mandó ampliar la propiedad, lo que le dio su esplendor; además, trasladó la corte ahí. Cuando Napoleón ocupó Viena, en 1805 y 1809, se alojó en Schönbrunn. La monarquía desapareció en 1918 y el palacio continuó perteneciendo al gobierno.
2. Niños de la realeza
En una sección de Schönbrunn se instaló un museo infantil, donde la experiencia de explorar la rutina imperial va un paso más allá. Básicamente, a través de instalaciones se muestra cómo vivían los niños de la familia imperial. Los pequeños pueden vestirse de príncipes y princesas y tocar juguetes antiguos. También se organizan recorridos guiados por el resto del palacio.
3. Duerme como emperador
Existe una suite dentro del palacio en la cual puedes hospedarte. Se llama Schönbrunn Grand Suite y es un proyecto creado en colaboración con la empresa Austria Trend Hotels. Sus interiores son de lujo y están inspirados en la decoración de la antigua residencia real. Posee dos habitaciones, sala de estar, un salón y dos baños; además, te permite ver los jardines desde un ángulo privilegiado. El servicio complementa la experiencia: si te alojas aquí, tendrás un chef privado y un paseo en carruaje. La tarifa más baja para dos personas ronda los 500 euros. thesuite.at
4. Los jardines
La declaratoria de la Unesco como Patrimonio Mundial, también incluye sus jardines. El parque donde fueron diseñados —en los alrededores del palacio— ha sido una área recreativa para todo el público desde 1779. Es un complejo de estilo barroco, conformado por muchísimos elementos. Entre los más famosos está el Great Parterre, un gran conjunto de jardines con diseño simétrico, cercano a la fachada del palacio. Hay varios monumentos, como el Roman Ruin, una construcción que simula vestigios de romanos. En el terreno también está el zoológico más antiguo del mundo y la reconstrucción de un laberinto, que originalmente se diseñó en el siglo XVIII.
5. En números
3 millones de personas visitaron el palacio en 2014. Es uno de los sitios turísticos más importantes en Austria.
307 habitaciones tiene en total. De ellas, 40 están abiertas al público.
6. El Grand Tour
Es un paseo guiado a través de todos los cuartos con acceso libre al público. En las habitaciones hablan de la arquitectura, La historia y hechos curiosos o importantes. La Great Gallery, por ejemplo, fue la sede del encuentro entre John F. Kennedy y Nikita Jrushchov, premier de la Unión Soviética, durante la Guerra Fría. Y en el Mirrors Room, Mozart tocó a los seis años de edad, ante María Teresa.
7. De amarillo
Schönbrunn es identificado por la tonalidad de su exterior, entre el amarillo y el ocre. No siempre fue así: en un principio fue una combinación de naranja con rojo ladrillo. Mientras reinó María Teresa, su color era el ocre dorado. A principios del siglo XIX, incluso llegó a ser gris. El color actual permanece desde la segunda mitad del mismo siglo. Se cree que hace alusión a los tiempos de la emperatriz.