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Hace tres décadas la finca estaba abandonada, casi en ruinas. Hasta que llegó don Pablo Serrano a rescatarla. La transformó en una casa de campo, cuidando detalles para no perder su pátina de antaño. En 2002 se convirtió en hotel y ahora dispone de 30 habitaciones, decoradas con pinturas, muebles y objetos antiguos. Cada una tiene una atmósfera diferente y conserva su aire señorial.
La Hacienda El Carmen es un refugio que no te imaginas que existe apenas a 70 kilómetros del periférico de Guadalajara. Tiene una vista privilegiada: por un lado mira hacia el volcán de Tequila y, por el otro, hacia el volcán Ameca.
Para la entrega de un anillo, el escenario es inspirador; lo mismo que para esconderse en solitario. Si la familia busca un fin de semana especial, que cambie la playa por la montaña; tendrá una probadita de la vida de campo, como la de antes, pero con todas las comodidades y actividades para no aburrirse en ningún momento.
También se pensó en los niños: hay muchos jardines para jugar, correr, un lago para nadar y pasear en lancha. Está la burra y los patos.
Una cabalgata o un recorrido en bicicleta de montaña puede saciar esas ganas de explorar el mundo. Este último se hace por cuenta propia o con un acompañante de la hacienda. Él lleva a los huéspedes por un camino llamado “Vías Verdes”, precisamente junto a las vías del tren.
Regresan a la hora de la comida o para regalarse un masaje en el spa. Mónica, miembro de la familia propietaria Baeza Anaya-Serrano, sugiere “El Hacendado”, un tratamiento de tres horas de puro chiqueo. “Nuestro spa no resuelve contracturas, solo relaja y ayuda a descansar”.
“Somos una fábrica de amigos. Los huéspedes vuelven por nuestro valor intangible que es el servicio, la calidez y el estar dispuesto a entablar una plática. También nuestras instalaciones son únicas, aunque no somos monedita de oro. Hubo una huésped que se fue porque dijo que la había asustado uno de los cuadros”. Teléfono: (386) 752 4215. Web: haciendadelcarmen.com.mx
