Más Información
"Vamos por todos los peces corruptos"; Raquel Buenrostro rinde protesta como secretaria de Función Publica
Taddei insiste a Morena que se necesitan 13 mmdp para elección judicial; acuerda revisar presupuesto de nueva cuenta
Comisionada Blanca Lilia Ibarra lamenta extinción del Inai; confía en que se asegurará el acceso a la información
Reforma judicial no es una venganza de AMLO: Loretta Ortiz en Con los de Casa; representa elección de la ciudadanía
viridiana.ramirez@eluniversal.com.mx
Caminar por el centro de Tlalpan es hacer un viaje por un típico pueblo mexicano: no falta la parroquia, el jardín con su quiosco y la pulquería para saborear un buen curado de jitomate. Pero, también hay mezcalerías, cervecerías y una cantina entre sus calles empedradas donde se escuchan anécdotas sobre María Félix o Leonora Carrington. Sigue la ruta por estos seis bares.
La Jalisciense
Es la primera cantina que existió en la Ciudad de México. Abrió sus puertas en 1875 y las fotografías que decoran sus paredes así lo confirman. La carne tártara y el consomé de camarón han conquistado a intelectuales de la talla de Carlos Monsiváis y el poeta Renato Leduc. Ellos eligieron esta cantina como guarida de tertulias.
Sus 10 mesas son suficientes para calmar gargantas sedientas de cerveza y “desarmadores”. Nadie se puede perder las tortas de bacalao y jamón serrano. Consumo promedio: 200 pesos por persona. Abre de lunes a sábado, de 12 a 23:30 horas. En Plaza de la Constitución 6.
Barra Alipús
Manteles de plástico floreados y paredes de colores brillantes decoran este templo mezcalero. Cada ingrediente utilizado en sus platillos y cocteles provienen de Oaxaca y de varias chinampas de Xochimilco.
Su carta es un homenaje al barrio de Tlalpan. Incluyeron el clásico caldo tlalpeño, que además tiene su festival entre septiembre y octubre. Además, sirven tlayudas con asiento de chicharrón, tacos de chapulines, memelas y mole.
Para acompañar, presumen una lista de cocteles elaborados con los mezcales de la casa, Alipús y Los Danzantes. Los hay dulces y picositos, como “El diablo”, de jamaica con chipotle, naranja y chapulines, y “Corazón de maguey”, con pepino y refresco de lima-limón. Prueba cinco variedades de mezcal con su degustación llamada vuelos mezcaleros. Consumo promedio: 250 pesos por persona. Abren de martes a domingo, a partir de las nueve de la mañana. En Guadalupe Victoria 15.
La Santa Solita
Diariamente, el néctar de los dioses llega desde Zinguilucan, Hidalgo, para ser intervenido de forma artesanal y orgánica por un grupo de maestros pulqueros que dirigen este recinto.
Entre paredes descarapeladas y lámparas de papel, se sirven tazas de peltre con curados de frutas y vegetales que varían todos los días; así la carta nunca aburre a la clientela, la mayoría oscila entre los 18 y 30 años. Tocan rock y pop para poner un poco de ambiente.
Al fondo del local, hay unas escaleras de caracol que llevan a un tapanco, con sillones y mesas de madera para una atmósfera más privada.
Tienen cervezas artesanales y vino por copeo, ambos hechos en casa. De botana hay queso panela y montaditos de filete de res con chimichurri. Consumo promedio: 150 pesos por persona. Abre de martes a domingo a partir del mediodía. En Francisco I. Madero 16-B.
La Internacional
En esta cervecería se saca el espíritu catador, porque su variedad de etiquetas va más allá de las 380. Las rubias y oscuras vienen de todas partes del mundo, pero también ofrecen cervezas artesanales mexicanas que vienen de Baja California y hasta de Yucatán. Continúan vigentes las que ya se convirtieron en un clásico: Tempus, Minerva, Cucapá y 7Mares, además de la cerveza de barril.
Si no tienes experiencia en el universo cervecero, el staff te guía hasta en la selección de alimentos para maridar. Una de sus mejores recomendaciones es el hot dog de la casa con tragos de Black Penguin, elaborada en Guadalajara.
Consumo promedio: 200 pesos por persona. Abre de lunes a domingo, de 13 a 23 hr. En Congreso 2.
El Caldero Chorreado
No es un bar, sino una cafetería inspirada en el mundo mágico de Harry Potter. Está decorada como un castillo y casi hace pensar que las figuras y cuadros que hay en sus paredes se mueven.
Su especialidad es la cerveza de mantequilla, un brebaje que solo es capaz de embriagar a los elfos domésticos. La falta de alcohol en la bebida se sustituye por una buena dosis de azúcar que activa a magos y muggles.
Los platillos son otra fantasía, como los calderitos de chocolate con brownies sumergidos, los dedos de troll (taquitos) y la snitch, que al morderla, la esfera dorada se revela como un trozo de pastel de vainilla y nuez. Consumo promedio: 100 pesos por persona. Abre de martes a domingo, a partir de las 11 horas. En Congreso 38-A.
La Vorágine
Murales y paredes cubiertas con discos de vinilo dan la bienvenida a “la Vora”, como le llaman los locales. Su decoración de sillones, alfombras y un pequeño jardín en la parte trasera, lo hacen acogedor para las parejas que buscan una cena desenfadada con pizzas a la leña, vino y cervezas artesanales.
Los domingos están dedicados a la música en vivo. Siempre se presenta un artista de jazz o rock, incluso han tenido espectáculos gitanos. Consumo promedio: 200 pesos por persona. Abre de martes a domingo, a partir de las 13 horas. En Francisco I. Madero 107.