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Visitar Islandia es como llegar a la “dimensión desconocida”. Viven en medio de la naturaleza, como los vikingos. De hecho su idioma, es el único con este origen que ha permanecido casi sin cambios a través de los siglos. Para bautizar a un niño, debes apegarte a una lista oficial de nombres en islandés. En lugar de usar apellidos, la gente indica el nombre de pila de su padre y el parentesco que tienen. Poseen su propia raza de caballos: está prohibido llevar ejemplares de otra raza al país para no cruzarlos. Solo de una tierra así pueden provenir Sigur Rós y Björk.
En este país habitan 320 mil personas, aproximadamente (¡menos que en la delegación Coyoacán!), y la mitad vive en el área de la capital, Reykjavík. Puedes avanzar decenas de kilómetros sin ver una persona. Son tan pocos, que no resulta raro enterarte de que la persona con la que estás saliendo, es en realidad un primo lejano.
“Es un reencuentro con la naturaleza, las cosas como deberían ser”, opina Silvia Troyce, agente de Viajes Intermex.
Te presentamos algunos de los fenómenos naturales más importantes que tienen lugar aquí, de los cuales puedes ser testigo. Sus paisajes son desafiantes e irresistibles. “Incitan a la imaginación, y las tradiciones milenarias los complementan”, opina Lilia Morales, directora general de Amparo Servicios Turísticos.
Es relativamente fácil moverse de un destino a otro en auto. Incluso hay una carretera (Road 1) que rodea la isla. Sin embargo, es más cómodo contratar un tour: si tienes dudas sobre la dirección de un lugar, no será fácil encontrar a alguien que te ayude a medio camino, dice Troyce.
También debes reservar hotel con anticipación porque la oferta es pequeña. El verano es buena temporada para viajar a Islandia, pues hay más horas de luz. Pero en el otoño comienzan a aparecer las auroras boreales.
“El invierno ha llegado”
No es de sorprender que la isla sea una de las principales locaciones de Game of Thrones: 10% del territorio es puro hielo y algunos de los glaciares más grandes de Europa se ubican aquí.
El mayor de ellos en volumen es Vatnajökull, en el parque nacional homónimo que, por cierto, es el más extenso del país. Dentro del glaciar está Jökulsárlón, un lago repleto de icebergs con tonos azules, que ha representado a la “Tierra más allá del Muro”. Los tours dedicados a la serie televisiva lo incluyen como una de sus principales atracciones. También es posible recorrer la zona en moto de nieve o escalar en hielo.
En el área de Skaftafell, dentro del parque, se concentra un tipo de glaciar propenso a formar cuevas de hielo en invierno, las cuales adquieren un color azul brillante.
Una de las grandes aventuras es Into the Glacier. Es una cueva creada por un grupo de científicos e ingenieros, que te lleva a las profundidades del glaciar Langjökull, el segundo más grande de la isla (a tres horas de Reykjavík). Incluso hay una capilla dentro. Solo se puede llegar en un vehículo especial y para caminar entre los pasadizos te prestan crampones.
Tierra de volcanes.
Pocos sitios en el planeta pueden “presumir” su actividad volcánica como Islandia. Un tercio de la lava del mundo, que ha fluido desde la Edad Media, proviene de Islandia, y aproximadamente cada cinco años ocurre un evento importante de origen volcánico.
En el Parque Nacional Vatnajökull se levanta el volcán Askja, uno de los más populares. Tiene forma de caldera y resguarda varios cráteres. Víti es uno de ellos. Ahora es un lago de agua termal donde se permite nadar.
Hay un tour para los que buscan adrenalina, Inside the Volcano. Se realiza en el interior del volcán Thrihnukagigur (a 25 minutos de Reykjavík), el cual hizo erupción hace cuatro mil años. El fondo del cráter es tan amplio como tres canchas de basquetbol y es tan profundo que la Estatua de la Libertad cabría fácilmente. Llegar a la entrada toma una hora a pie y se desciende por medio de un sistema de elevador abierto.
El agua termal es otra atracción. El Gran Geysir es el fenómeno que dio origen al término “géiser”. Aunque desde 1916 está en reposo, en el siglo XIX llegó a expulsar torrentes de agua de hasta 80 metros de altura, cada 20 minutos. A pocos metros se encuentra otra olla de presión, Strokkur, cuya expulsión —que puedes presenciar— alcanza los 30 metros. Ambos se sitúan en el sur del país.
Blue Lagoon, en la península de Reykjanes, ofrece un entretenimiento más tranquilo. Es un campo de lava convertido en parque geotermal, con piscinas, sauna y tratamientos para la piel.
Entre dos continentes
El lago Thingvallavatn es el más grande de la isla, y su parte más profunda alcanza 114 metros. Se ubica en el Parque Nacional Thingvellir (en la región sur del país), Patrimonio de la Humanidad. También es el único lugar en el mundo donde es posible tocar las placas tectónicas de dos continentes a la vez. En el lago, de origen volcánico, está la fisura Silfra, punto en el cual las placas de Norteamérica y Eurasia se encuentran.
Por si esto fuera poco, el agua es tan clara que alcanza 100 metros de visibilidad. Eso sí, solo los buzos certificados pueden llegar al fondo de la grieta, cuya parte más estrecha mide un metro.
Torrentes furiosos
Las cascadas de Islandia también son responsables de su aspecto fantástico. Gullfoss es un ejemplo de conservación en la región sur, a una hora y media de Reykjavík. Consta de dos saltos de agua de 11 y 21 metros, respectivamente, que llegan hasta una rajadura en la tierra. La llaman “Cascada dorada” por el tono que adquiere el agua en la grieta en días soleados.
La fuerza del torrente es tan fuerte que, a principios del siglo pasado, se planeó construir una planta hidroeléctrica. La propietaria de esas tierras bañadas por Gullfoss protestó caminando descalza hasta Reykjavík y amenazó con aventarse desde lo alto de la cascada, con lo que logró impedir el proyecto.
Seljalandsfoss, a hora y media, es otro salto famoso. Cae a 60 metros de altura y puedes apreciarla desde la cima, el fondo, o incluso recorrerla por detrás.
Al sur, Reynisfjara es la playa más atractiva del país. Se trata de una playa de arena negra, que posee columnas basálticas situadas en un acantilado con forma de pirámide. Se cree que son trolls convertidos en piedra, tras haber intentado robar un barco. También es uno de los destinos más riesgosos, pues el oleaje es demasiado fuerte.
Cazando luces
La aurora boreal aparece de septiembre a abril. Es más fácil encontrar sus colores danzantes en las zonas alejadas de la ciudad. Pero al ser un fenómeno natural, no está garantizado que las veas. Muchos hoteles, como Ion Adventure Hotel (a una hora de Reykjavík), cuentan con servicio de alerta a sus huéspedes para presenciarla.
Con un poco de suerte, también se ve en la capital: este 28 de septiembre, las condiciones para su aparición eran tan buenas que las autoridades de Reykjavík solicitaron que se apagara todo el alumbrado público para observarla.
Dicen que las luces del norte hacen un sonido, aunque muchos tienen sus dudas. Mientras lo descubres, en Islandia siempre puedes imaginar su melodía con una canción de Sigur Rós.
GUÍA DEL VIAJERO
Cómo llegar
Air France te lleva a Reykjavík en vuelo redondo con dos escalas, por mil 719 dólares.
Dónde dormir
Ion Adventure Hotel. A una hora de Reykjavík. Desde 310 dólares por noche.
www.designhotels.com
Tours
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