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En el cielo, planean loros y tucanes presumiendo su plumaje. En tierra, lianas gigantes y longevas se enroscan en los troncos de árboles medicinales. Esquivando sus raíces, los viajeros se adentran al corazón de la selva de Catemaco; llevan binoculares por si se topan con una familia de monos aulladores. Escuchan la voz de su guía, que esa tarde ha decidido impartir una clase de botánica.
Después de recolectar árnica para los raspones y chichones, flores de azahar para los nervios y tepezcohuite para las chamuscadas de la piel la expedición continúa hacia el lago Apompal, para comer con los habitantes de la comunidad Miguel Hidalgo, a las faldas del volcán El Bastonal.
Convivir con las comunidades rurales es el principal objetivo de este viaje organizado por la empresa Totonal Viajes. Ellos hacen a un lado las limpias y los artilugios de los brujos de la zona para conocer otras maravillas que embrujan, como un circuito de cascadas donde uno se puede bañar sin ropa, si así lo desea.
La sopa de habas y el pollo envuelto en chaya da energía para emprender una nueva caminata hacia la selva en busca de tucanes. En la comunidad hay un observatorio y la mejor hora es al atardecer.
Clases de joyería
Los exploradores pasan la noche en la comunidad vecina de Benito Juárez, los habitantes instalaron cabañas rústicas para dormir a orillas del lago.
La cena es frente a una fogata junto a doña Reyna, quien al siguiente día impartirá un taller de joyería con semillas.
Muy temprano, los viajeros salen rumbo al circuito llamado Cascadas Encantadas. Hay que cruzar puentes colgantes para llegar a ellas. No tienen nombre, pero se ubican sobre la Sierra de Santa Marta, justo arriba del lago de Catemaco.
Son cinco cuerpos de agua, el más alto supera los 20 metros. Aquí es donde los desinhibidos se lanzan al agua como “Dios lo trajo al mundo”.
Al bajar de la sierra, comparten un banquete de mojarras fritas, ensaladas y tortillas hechas a mano. Hay tiempo para reposar la comida, tumbados en hamacas.
La última actividad es la clase de joyería con doña Reyna. Ella meticulosamente ha seleccionado semillas de frutos, como ciruelas, limones, café, capulines e, incluso, de mamey, para elaborar collares y aretes.
Para darle un toque personal, pintan las semillas a mano. En hora y media los huéspedes tienen listo el accesorio que se llevarán como recuerdo de su visita a la zona norte de Catemaco.
HERRAMIENTAS DE VIAJE
Quién te lleva. Totonal Viajes. Las excursiones se organizan a partir de dos personas. Cada viajero debe llegar por cuenta propia a Catemaco. Costo: tres mil 850 pesos por persona. Incluye transportación local, alimentos, hospedaje y recorridos guiados. Está disponible todo el año. www.totonal.com