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En la parte trasera de una cafetería en la colonia Roma, podrían estar naciendo los futuros Diegos Riveras o Dalís. El lugar se llama Artemio y no es más que un estudio para practicar el art jam —que significa: “pintar solo por entretenimiento”—, mientras se escuchan rolas de Nortec y se saborean frapuchinos preparados con la técnica cold brew.

El historietista Ricardo Durán se encarga de dejar salir al artista frustrado que todos llevamos dentro. Basta con mostrarle la imagen que deseas pintar e inmediatamente deslizará su lápiz sobre el lienzo, que previamente se compra para tener derecho a una clase guiada de una hora y media. Si el tiempo no te alcanza, puedes pagar 150 pesos por cada hora extra.

Las obras se hacen al gusto del cliente, con los colores y texturas que decida, aunque al final siempre hay que recurrir a la experiencia del profesor para esconder algunos defectos.

En Artemio no solo se imparten cursos de pintura, también hay de cómic, grafiti, diseño de tatuajes, caricatura y algunos talleres temáticos: hasta junio se podrán hacer cuadros inspirados en Star Wars, por ejemplo.

Tragos y bocados que inspiran

Boicot es el nombre de la cafetería de estilo vintage donde se esconde Artemio. El nombre es una “amenaza” para los negocios de los alrededores porque aquí se consume buen café a bajo costo. La mayoría de las bebidas se prepara con la técnica cold brew: el café molido se infusiona con agua a temperatura ambiente durante varias horas; esto da como resultado una bebida que se sirve helada, pero que mantiene sus propiedades. Recomendamos probar el frappe cocodrilo, con leche y rayadura de coco.

Para picar, hay chapatas y empanadas argentinas. Nos cuentan que en las próximas semanas ya podrás acompañar tus clases de pintura con vino, mezcales y cervezas artesanales.

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