La ribera del río Garona, en la ciudad francesa de Burdeos, fue intervenida con una gran estructura de fibra de vidrio que recrea la imagen de una vid, combinada con un vaso de vino, cuyo color cambia según el tono de luz que recibe a diferentes horas del día.
Se trata de la Cité du Vin (Ciudad del Vino), un museo dedicado a la cultura vinícola con 20 salas multimedia y sensoriales, que llevan por un recorrido hacia las diferentes facetas de los caldos; desde la producción en las antiguas tierras de Mesopotamia, hasta la cosecha en la bahía de San Francisco o en los viñedos de Australia.
El espacio además de ser cultural es de ocio. Los visitantes encuentran talleres, catas y una boutique de vinos con más de 50 etiquetas para disfrutar por copeo y una bodega de 14 mil botellas producidas en más de 80 países.
Merece una atención especial la torre Le Belvèdére, un mirador panorámico con restaurante que ofrece espléndidas vistas de Burdeos, desde la séptima planta.
Existen también caminatas guiadas por los viñedos in situ, escenario para la celebración de las próximas fiestas de la vendimia, en agosto.
Por ahora, la entrada tiene un costo de 20 euros, incluye una copa de vino y para los menores de edad, una con jugo de uva.
A partir del 13 de julio, se dedicará una exposición temporal a Georgia, considerada cuna de la vitivinicultura.
Sobre el diseño
La Ciudad del Vino fue diseñada por los arquitectos Anouk Legendre y Nicolas Desmazières, del despacho Studio X-TU, creadores de otros recintos, como el Museo de la Prehistoria, en Corea del Sur, y el prototipo de una ciudad flotante que transforma, a través de algas, CO2 en biodiesel. Su fachada, armada con paneles de aluminio y de vidrio serigrafiado, se ilumina con reflejos dorados que recuerdan las piedras amarillas y relucientes de las casas bordelesas.
La construcción, de 55 metros de altura, costó 81 millones de euros (90 millones de dólares) y fue financiada en 81% por organismos públicos y el resto por empresas privadas.
www.laciteduvin.com