viridiana.ramirez@eluniversal.com.mx

Si eres de los que salivan y quedan hipnotizados cuando perciben el aroma del chocolate, entonces el Chocotour, por las calles de 16 de Septiembre y 5 de Mayo es para ti. Los Tours del Centro Histórico te llevan a conocer la historia de cinco establecimientos que han conquistado muchos paladares con sus dulces creaciones.

Las penas con pan son menos  

Primera parada. A Mario Moreno Cantiflas le gustaba ir por las cerezas cubiertas de chocolate y las trufas. Era uno de los clientes más fieles de la Pastelería Ideal que desde 1927 abre a las cinco de la mañana. Además de ser uno de los expendios de pan más antiguos de la Ciudad de México, se ha convertido en un “museo del pastel”.

En el primer piso del edificio, antes ocupado por el zoológico de Moctezuma y después transformado en el convento de San Francisco, hay 350 tipos de pasteles. Desde los clásicos castillos, hasta los del personaje animado de moda. Todos los modelos están en exhibición. Si alguno se te antoja podrás solicitar sin pena la “probada”.

Otro dato que aprendes en la visita es que al día sobran más de 400 piezas de pan, mismas que son donadas a instituciones de caridad.

Legado español

Segunda parada. Un exalcalde de Toledo, España, llegó a nuestra ciudad para incursionar en el mundo automotriz. Después de su intento fallido, decidió elaborar mazapanes como sus abuelos le habían enseñado. Entonces nació Mazapanes Toledo, a finales de los años treinta.

Entre vitrinas llenas de golosinas, puede que los encargados te rompan el corazón al decirte que el verdadero mazapán no es aquella masa de cacahuate que conoces; el original se elabora a base de almendra y se barniza con clara de huevo.

Antes de marcharte, te dan a probar turrones, peladillas y panqués. El aroma a almendra tostada impregna todo el pasaje Savoy. El local se encuentra justo a unos pasos del cine para adultos, entre 16 de Septiembre y Eje Central.

Échate un churro

Tercera parada. Se hace una escala en Casa Churra para degustar churros y una taza de chocolate francés. Desde la acera de 16 de Septiembre, se aprecia cómo se elabora el pan.

Lo puedes pedir cubierto con lechera, mermelada o queso crema.

Si después del recorrido sigues con hambre, puedes volver aquí para probar el pozole y la variedad de tamales que ofrece el menú.

Recuerdos de infancia

Cuarta parada. Desde 1900, el interior de la Dulcería de Celaya está intacto: aparadores de encino, cristales biselados, piso de mosaico y detalles en estuco y mármol; decoración de estilo francés que es imposible dejar de admirar cuando se pone un pie en la dulcería más antigua de la Ciudad de México. De todos los estados traen gaznates, rollos de guayaba, buñuelos, bombones, merengues, enjambres de nuez y jamoncillos de pepita.

Camina hasta la Calle 5 de Mayo para conocer a don Jorge, el encargado que te asesorará para llevar el dulce más exquisito a casa.

Chocolates gourmet

Fin del recorrido. Si estás de suerte, podrás conocer a José Ramón Castillo, el chef que ha revolucionado la estética del chocolate. Que Bo! es su segundo local de interiores coquetos, en The Shops at Downtown (Isabel La Católica 30).

Para el tour se organiza una cata de “bombones”, así llaman a sus chocolates por tener la punta en forma de casquillo. Los sabores a elegir varían: Boing de mango, chicle Motita, mole, horchata o de chapulines. Para acompañar, tienes derecho a un tejate, bebida a base de maíz, cacao, hueso de mamey y pétalos de rosas; o a un xocolatl, mezcla de horchata con cacao y chile.

 

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses