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Qué gordos me caen los hoteles que solo buscan el dinero del cliente y no ofrecen experiencias ni se esfuerzan en el cuidado de sus amenidades de baño. Cuesta lo mismo un envase feo para el champú que uno bonito. ¿ O no?”

Marco Beteta se dedica al buen vivir. Le gusta el arte, los caballos y los perros, las regaderas de los hoteles que expulsan chorros de agua potentes para relajar esos hombros molidos y los edredones pesados cuando hace frío.

A mediados de mayo publicará una guía renovada de destinos de México y a principios de junio lanzará su aplicación, sencilla en una primera etapa, pero funcional. De cada lugar promete incluir los mejores atractivos, hoteles y restaurantes, sin aburrir al usuario con listas infinitas. Y para que la experiencia sea jugosa recomendará qué hacer, qué probar y beber.

Si en algún establecimiento se descubre un lado flaco, también lo compartirá. “Reconozco que hay hoteles boutique que son una porquería, así que esta guía servirá para no sentirse robado y vivir experiencias de buenas a excelentes”.

La búsqueda en la app parte del destino y del plan que se tiene: romántico o de negocios.

Huéspedes espías

La selección de los 170 hoteles se formó según el criterio de Marco Beteta y de sus colaboradores: un clan de “huéspedes espías” que permanecen en el anonimato durante su estancia para calificar el servicio y las instalaciones. Ellos comprueban que la propiedad cumpla con lo que promete. Beteta, además, se nutre de los seguidores en redes sociales, igual de sibaritas que él.

Estos huéspedes espías se alojan al menos una noche en los hoteles. Consideran la higiene, la atmósfera del baño, la fuerza del chorro de la regadera, la iluminación que influye en el ánimo y que bien puede relajar, estresar, lamparear o dejar al huésped en la penumbra.

Para Marco no tendrá perdón de Dios si no proporciona acceso directo a internet, sobre todo cuando la tarifa es elevada.

El restaurante tampoco se salva de la inspección. Si la propuesta gastronómica no es buena se menciona en la guía.

La aplicación no solo incluye establecimientos de lujo o cinco estrellas, también aquellos de precios accesibles, buenos y funcionales. El costo-beneficio debe ser coherente, dice, que lo que se pague sea retribuido con buena calidad.

“Por cierto, aunque algunos dicen lo contrario, los hoteles o restaurantes no me pagan por mis comentarios en la guía”.

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