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viridiana.ramirez@eluniversal.com.mx
Le gusta salir a cazar cada dos meses. Lo hace de noche o de madrugada, cuando el cielo está despejado o apartado de la contaminación lumínica de las zonas urbanas. Para capturar a sus “presas” se ayuda de un arma potente y de uso fácil. Con solo ajustar la mirilla, es capaz de alcanzar objetivos a más de 150 millones de kilómetros de distancia. Antonio Lledias no necesita otra cosa, solo su telescopio para atrapar estrellas, planetas, galaxias y cualquier otro objeto celeste que se le atraviese.
Desde hace dos años, este ingeniero de la UNAM y otros amigos adictos al universo crearon Campamentos Astronómicos, una comunidad que enseña los secretos del cosmos con excursiones y conferencias, entre otras actividades.
Las noches astronómicas son una de las actividades más solicitadas. Se realizan cada mes, con apoyo de la Sociedad Astronómica de México, en el Planetario Joaquín Gallo del Parque de los Venados. Las fechas se establecen dependiendo de las condiciones atmosféricas. La cuota de recuperación es de 20 pesos.
Antes de buscar la Vía Láctea, los aficionados reciben una plática sobre agujeros negros, evolución estelar, telescopios y fotografía.
Luego, dirigen la mirada al cielo, para identificar Júpiter, las lunas de Saturno y el Cinturón de Orión, esas tres estrellas brillantes que, inocentemente, asociamos con los Reyes Magos.
Viajes galácticos
Si el mundo de la astronomía se convierte en una pasión, la comunidad también organiza campamentos en el parque acuático Las Estacas, en Morelos, y en Chapa de Mota, cerca de Villa del Carbón, Estado de México.
Por la mañana, con ayuda de lentes y filtros especiales de los telescopios se observa el Sol y su fotósfera, la que indica cuánta actividad tiene la estrella más grande del Sistema Solar. También se identifican algunas manchas y es posible calcular la distancia que hay entre el astro y nosotros, más o menos 150 millones de kilómetros.
De noche, alejadas de toda fuente de luz artificial, las miradas vuelven al cielo. El firmamento, a escala mundial, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1992.
Ingenieros y astrónomos imparten la clase titulada “reconocimiento de constelaciones”. Utilizan láseres especiales para ubicar las estrellas de Hércules, que aparecen como un puño de granos de azúcar, de colores amarillo y rojo.
Mientras se acerca la medianoche, se deja ver la Galaxia de Andrómeda, con un billón de estrellas, aproximadamente, visibles sin la necesidad de un telescopio.
Esa es una de las ventajas que ofrecen sitios como Las Estacas y Chapa de Mota. También permiten apreciar las Leónidas: una lluvia de estrellas fugases que ocurre cada noviembre.
Antes de dormir, los integrantes arman su propio globo de cantolla y luego lo sueltan. Este recurso lo usan los expertos para explicar el nacimiento de las estrellas.
Para participar en estas salidas, es necesario llevar tienda de campaña, del resto se encarga la comunidad, incluyendo comidas y transporte. Si hay tiempo, pueden realizar un recorrido guiado por los pueblos cercanos.
El próximo viaje será a Las Cascadas, en Villa del Carbón. Está programado para el 23 abril.
Precio: 450 pesos por persona.
www.facebook.com/Campamentos-Astronómicos
¿QUIERES UN TELESCOPIO?
Precio
Oscila entre los 2 mil y 5 mil pesos. Los más costosos incluyen tecnología avanzada, como astrofotografía.
Dónde comprarlo
En un establecimiento que te dé una garantía. Campamentos Astronómicos recomienda las tiendas de la calle Donceles, en el Centro Histórico.
Tómalo en cuenta
Una vez armado, colócalo en un espacio fijo, sin riesgo de caídas. Un telescopio bien cuidado puede durarte toda la vida.