En la ciudad china de Leshan (provincia de Sichuan), se levanta El Gran Buda, la estatua antigua más grande del mundo y la mayor representación en piedra del Iluminado.

Aunque parezca invencible, el Gran Buda sufre problemas de salud que pueden agravarse. si no se atienden de forma rápida y adecuada.

El visitante que se planta ante esta imagen, la percibe de forma muy diferente a como era originalmente, pues se ha perdido la pintura inicial, y el desgaste de la piedra arenisca es evidente porque es fácilmente erosionable por el viento y las intensas lluvias de esta región.

La humedad de la noche y el sol de la tarde (la estatua mira al oeste) producen un efecto de expansión y retracción, que hace que los granos que forman la roca se disgreguen.

Las raíces de las plantas y la contaminación del aire lo afectan también, mientras que la corriente del río ya ha dañado su base.

Los peligros no acaban ahí, el Buda está junto a una zona de gran actividad sísmica, como lo recordó el terremoto que afectó a Sichuan en 2008, aunque las investigaciones indicaron que no dañó el monumento.

Estos problemas demuestran que es necesario construir una casa para el Gran Buda, pero las autoridades chinas siguen debatiendo el plan que se desarrollará para su protección.

El Gran Buda mide de 71 metros y tiene una edad aproximada de mil 300 años. Comparado con el Cristo Redentor de Río de Janeiro (38 metros), tiene el doble de altura. En uno de sus pies podrían caber hasta 100 personas.

Con mejor o peor salud, el Gran Buda seguirá durante muchos siglos más en Leshan, con su mirada inmutable tallada en arenisca roja. Como reza un viejo dicho de la comarca: “El Buda es una montaña y la montaña es un Buda”.

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