La Catedral de Sevilla puede provocar mareo. No se sabe dónde clavar la mirada y cuando uno levanta la vista hacía las bóvedas, parece no haber fin. No se trata de un Patrimonio Mundial más, sino del mayor templo gótico del mundo y el tercero en tamaño dedicado al cristianismo.
La arquitectura gótica domina, pero su historia también dejó marcados elementos renacentistas, barrocos y de estilo mudéjar. El exterior está colmado de esculturas de santos y relieves de escenas bíblicas. En las cuatro fachadas hay 15 puertas, como la del Lagarto. Dentro, un cocodrilo, símbolo de prudencia, cuelga del techo. Un sultán quería obsequiárselo a un rey para que éste le diera a su hija en matrimonio. Nunca sucedió.
La Giralda es el campanario del templo. El edificio más alto de la ciudad es el minarete de una antigua mezquita. El mirador se eleva a 101 metros. Para llegar hay que calzar cómodamente y tomar aliento. En vez de escaleras se suben 36 tramos de rampas.
Cualquiera se siente diminuto ante la amplitud de sus cinco naves sostenidas por 36 pilares. Las bóvedas de crucero —que parecen armar un juego óptico— alcanzan los 36 metros de altura.
La catedral custodia un féretro en andas por las esculturas de cuatro reyes españoles. Si el visitante se anima a sobarles los pies, la leyenda le promete buena fortuna.
En la caja mortuoria se depositó una urna con los restos de Cristóbal Colón. A pesar de que fueron autentificados mediante un estudio de ADN, continúa la polémica: los dominicanos también defienden la legitimidad de los huesos que resguardan en el Faro a Colón (Santo Domingo).
Pero nadie tendría por qué ponerse celoso. Existe la posibilidad de que los restos mortales del descubridor de América estén repartidos entre ambas ciudades, aunque el sociólogo Mario Bonetti hizo rabiar a sus connacionales años atrás: aseguró que el occiso que descansa en el monumento de la ciudad caribeña no es el verdadero Cristóbal. Para echarle más leña al fuego, dijo durante esas Jornadas Histórico-Científicas Colombinas que el famoso navegante era narcisista y se sentía un “enviado de Dios”.
Desde la azotea
El mejor recorrido guiado para explorar los recovecos de la Catedral de Santa María de la Sede es el de las cubiertas (azoteas) y la planta alta de las naves para ver desde otra perspectiva el coro, los órganos monumentales, los vitrales y retablos, y caminar entre las cúpulas.
Además de las procesiones, en Semana Santa se presentan conciertos de órgano.
Visita guiada: No se admiten menores de 13 años. Mayores de 70 deben enviar una responsiva por correo electrónico. No incluye la Giralda. Precio: 12 euros. Reserva en reservas.cubiertasdelacatedral.com
Web: www.catedraldesevilla.es