Moeraki Boulders: Rocas redondas decoran la playa Koekohe en Otago Norte, Nueva Zelanda. Abarcan más de dos metros de diámetro y podrían llegar a pesar hasta siete toneladas. Estas piedras son  un atractivo turístico protegido en una reserva natural. Según las creencias,  son sagradas.

Shell Beach: Una playa totalmente cubierta de conchas. En el deshabitado estado de Western, en Australia, los caracoles se extienden por más de 60 kilómetros. Estas conchas no representan solo una delgada capa que cubre la arena, sino que tienen una profundidad de hasta siete metros. Además, el agua de esta playa es complemente cristalina y poco profunda.

Pololu: Esta playa hawaiana es un lugar imperdible, a pesar de que su pendiente complique meterse a nadar en el mar. Su arena negra, de origen volcánico, le brinda una vista surreal.

Vaadooh: La arena de esta playa en las islas Maldivas, literalmente brilla en la oscuridad. Este efecto es generado por un fenómeno llamado bioluminiscencia, que hace referencia a la capacidad que algunos animales tienen para producir una luz propia mediante organismos marinos como el fitoplancton. Estos organismos reaccionan ante ciertos estímulos, como el oxígeno y el oleaje. Está ubicada en la zona de Raa Atoll.

Maho: Este enclave caribeño en la isla de Saint Maarten o San Martin no atrae por sus maravillosas playas, si no por los aviones que vuelan muy cerca de los turistas. Los naves despegan del cercano aeropuerto internacional. Aquí lo importante es el ruido de motores y lo impresionante de su aterrizaje. Cuidado, muchos curiosos han salido volando por la presión de las turbinas.

Glass Beach: En la costa de Mendocino, en California, existe una playa llena de trozos de cristal. Por muchos años fue un basurero público, en el que se arrojaban miles de botellas de vidrio.  Durante los últimos 50 años el mar ha ido limpiando este espacio y erosionando los cristales. La  playa está  protegida al formar parte del  parque MacKerricher, cercano a la pequeña ciudad de Fort Bragg, en la costa norte.

Giant’s Causeway: En el condado de Antrim, en Irlanda del Norte. La playa, mejor conocida como Calzada de los Gigantes, se caracteriza por sus extrañas formaciones basálticas: pilares verticales de lava petrificada. Contiene 40 mil columnas que aparentemente se formaron a raíz de una erupción, hace 60 millones de años.

Gulpiyuri: Esta es una diminuta y oculta playa que se encuentra entre la costa de LLanes y Ribadesella, en Asturias, España. Solo tiene unos 50 metros de longitud, pero llama la atención porque el ingresa a través de un túnel de rocas. Fue declarada Monumento Natural en 2001.

Playa Escondida: Uno de los mayores atractivos de la Reserva Ecológica de las Islas Marietas, en el estado de Nayarit. La playa realmente está escondida en una isla, dentro de lo que parece una enorme cueva sin techo. Solo se puede llegar en bote o nadando, y la única forma de entrar es a través de un agujero en la roca. El agua es cristalina y la arena blanca.

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