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viridiana.ramirez@eluniversal.com.mx
WASHINGTON D.C.— Los racimos infinitos de cerezos colorean la ribera del lago Tidal Basin. A vista de pájaro, la zona parece estar envuelta en un delicado encaje rosado. Las flores diminutas brotan de las ramas que cuelgan hasta tocar el suelo, formando arcos para el refugio de quienes desean impregnarse de su aroma.
La belleza natural en el parque West Potomac, a un costado del National Mall, adorna los alrededores de monumentos y museos de una de las capitales más poderosas. También anuncia la llegada de la primavera y del Festival Nacional de los Cerezos, una celebración de 15 días.
Esta pasión por las flores tiene casi un siglo de historia. En marzo de 1912, Japón regaló a Estados Unidos 3 mil arbolitos de la variedad Yoshino, como símbolo de amistad después de la Guerra Fría. Desde entonces, la capital goza del paisaje con un centenar de actividades que, en parte, festejan la cultura oriental.
Las degustaciones de sushi y sake incitan a los días de campo para contemplar el atardecer, pero también a dar un paseo en bicicleta por la orilla del lago. Entre los stands que se instalan en el evento, están los que organizan paseos en bici o en segway. Bike&Roll es una agencia que imparte lecciones básicas de fotografía.
Hay desfiles de kimonos, conciertos, talleres de raku (técnica oriental de hacer cerámica) y un festival alterno de papalotes donde se compite por el primer lugar en diseño. De día y de noche se realizan recorridos en bote para observar el reflejo de las flores en el espejo de agua del Tidal Basin. Los restaurantes y hoteles organizan actividades y lanzan paquetes especiales.
Los huéspedes de The Donovan reciben bolsitas de té orgánico de flores de cerezos y una postal con arte inspirado en los árboles, diseñada por un artista local.
Este año, la fiesta se ha programado del 20 de marzo al 17 de abril. En ese periodo, los botones deben abrir para dejar que el sol acaricie sus pétalos. Para más precisión, de acuerdo con el Servicio Nacional de Parques, esto sucederá entre el 11 y 14 de abril, pero los cerezos son caprichosos y podrían florecer antes o después.
Los pronósticos pocas veces se equivocan, ya que los botones comienzan a perder su coloración verde. Es cuestión de paciencia para contemplar un regalo más de la naturaleza.
Y para aligerar la espera, emprendo varias aventuras por las calles de Washington D.C.: trotar rumbo a la Casa Blanca, explorar barrios donde se bebe vino gratis a cierta hora del día y los embajadores te saludan de mano.