Chillingham tiene fama de ser el castillo donde más espantan en el mundo. El más famoso de sus fantasmas es el “Muchacho Triste”, quien todavía grita su agonía a medianoche en un pasaje oscuro que conduce a un buffet auto-servicio convenientemente ubicado, como para ahogar el miedo en exquisita cerveza inglesa acompañada por bocadillos. Tantos fantasmas no pueden convocar a otra cosa que al turismo y a las convenciones.

El "Muchacho Triste"  es algo más que una leyenda truculenta, pues hace pocos años se descubrieron los huesos del  joven ocultos tras una pared en una habitación contigua a donde suelen escucharse sus gritos, pero no es el único fantasma de este castillo. Al parecer una de las "costumbres" de los antiguos propietarios era mantener cautivas a las personas. Uno de ellas fue el  “Chico Azul”, denominado así por el halo de luz que aparecía sobre una de las camas mientras se escucha un fuerte aullido.

Hubo múltiples testimonios de esta fantasmal experiencia, que cesó cuando, durante los  trabajos de remodelación, encontraron los cuerpos de un hombre y un joven atrapados dentro de un muro de tres metros de espesor y los retiraron para darles cristiana sepultura.

Por ahí andan también los fantasmas de John Sage, un antiguo torturador que encontró su merecido, y el de Lady Mary Berkeley, cuya historia es tan romántica como apasionante. A este fantasma también se le identifica como la Dama Gris, cuya presencia se hace notoria con un escalofrío que te recorre el cuerpo mientras caminas. Parece que Lady Mary todavía busca a su esposo, Lord Grey de Wark y Chillingham, quien huyó con la hermana de Mary, abandonándola para siempre.

El castillo medieval de Chillingham se encuentra en el pueblo del mismo nombre, en el condado de Northumberland, cerca de la frontera entre Inglaterra y Escocia. Fue la residencia de la familia Grey y de sus descendientes, los Condes de Tankerville, desde el siglo XIII hasta la década de 1980. Este lugar también es célebre como hogar de la manada de ganado salvaje de Chillingham.

Originalmente era un monasterio a finales del siglo XII. Ocupaba una posición estratégicamente muy importante, pues se encontraba en la frontera entre dos naciones feudales. Se usó como punto de partida para las tropas inglesas que entraban a Escocia, pero también fue repetidamente atacado y sitiado por las tropas escocesas y asaltado en las partes que daban al sur.

En 1344 el Rey Eduardo III dio licencia para poder construir un castillo fortificado, de forma cuadrangular. Muchos reyes, nobles y grandes personalidades permanecieron o pernoctaron en él como conveniente escala de sus viajes hasta que la unión de las dos coronas disminuyó la necesidad estratégica de contar con una fortaleza militar en ese lugar.

En la década de 1980, el castillo fue comprado por Sir Humphry Wakefield, segundo Barón, cuya mujer Catherine es descendiente de la familia Grey de Chillingham.  Ellos iniciaron una minuciosa restauración del castillo que ahora es administrado como una casa de campo-hotel por los Wakefield.

Los propietarios están rescatando muy bien su costosa inversión. Ofrecen entre otras cosas, un Ghost Tours con apariciones aseguradas en las visitas personalizadas, también pueden hacerse reservaciones para pasar la noche o una vigilia en habitaciones frecuentadas por fantasmas.

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