Julio Verne lo describió en una de sus novelas: un destello verde que aparece por uno o dos segundos, antes de caer el sol. Mazatlán es uno de los lugares donde se aprecia esta ilusión óptica. Dicen que puedes pedirle un deseo. Pero no es esa toda la magia del destino. También está su carnaval, que presume haber sido distinguido como el tercero mejor del mundo en 2012 por la revista Forbes.
Este año el tema del festejo es “Mazatlántida” y se realizará del 4 al 9 de febrero. De acuerdo con Raúl Rico, director del Instituto de Cultura de Mazatlán, la edición 2016 juega con la idea de que Atlántida, la tierra mítica, surgió en el puerto.
El escritor mazatleco Juan José Rodríguez describe el carnaval como un espacio en que todo el pueblo hace aflorar su creatividad, entre manualidades, vestuarios y adornos.
La burla y lo grotesco convertidos en sátira se expresan en forma de máscaras y “monigotes”.
Más de 30 carros alegóricos desfilan al son de la banda en ocho kilómetros de zona costera. La gente se encuentra con viejos conocidos en la multitud, entre risas, cantos y pasos de baile al ritmo de la tambora.
La coronación de la reina, conciertos de música pop y eventos culturales son algunos de los momentos más importantes de la fiesta.
Durante la Velada de las Artes se entrega el Premio Mazatlán de Literatura. Se celebra el viernes anterior al Carnaval en el Teatro Ángela Peralta. Este año el ganador es el autor Carlos Tello. A unos pasos de la Plaza Machado, el recinto del siglo XIX corona el viejo Mazatlán. Además es Patrimonio Histórico de la Nación desde 1990.
Bocados con arte
Siguiendo la vena artística de la ciudad, hay más de 20 galerías independientes en los alrededores de la plaza. Una de las favoritas de Juan José es Nautilus, que además de sus muestras habituales de pintura, exhibe colecciones de joyería. Cafe Delirium es un restaurante que incluye grabados locales en su decoración, los cuales están a la venta. Y para buscar un buen libro hay que ir a Casa del Caracol. Programa presentaciones y firmas de libros.
Imposible visitar Mazatlán sin comer frente a la plaza. El escritor recomienda Pedro y Lola (restaurantpedroylola.com) de ambiente bohemio, que presume en su carta los guisos favoritos de Pedro Infante y Lola Beltrán. A unos pasos están Casa 46 y Hector’s Bistro. El primero sirve platos gourmet que incluyen camarones jumbo y lechón confitado. Se especializa en comida europea y cuenta con panadería propia.
Avenida La Marina es el nuevo sitio para adentrarse en la gastronomía local. Se ubica a 20 minutos en auto de la Plaza Machado y a 10 de la Avenida del Mar. Destacan Barracruda’s, restaurante para ‘curársela’ entre mariscos y clamatos. Acá los Charros abrió en noviembre pasado. Su cocina también es mexicana.
Para dormir a gusto
Casa Lucila (www.casalucila.com) es un hotel boutique de ocho habitaciones y vista al mar. Se trata de una propiedad restaurada de casi dos siglos de historia. Para quedarse en el mood literario, en el corazón del viejo Mazatlán está el Melville (www.themelville.com). Juan José hace énfasis en el nombre el hotel, que se debe a la visita de Herman Melville a Mazatlán, en 1844.
¿Y la excursión?
Otra de sus recomendaciones es el circuito de tirolesas Huanacoa Canopy Adventure (www.huanacoamazatlan.com), a una hora del centro. Tiene paquetes de tirolesa, paseos a caballo y recorridos a una casa productora de tequila.
Nosotros agregamos a esta guía las Labradas, una zona arqueológica localizada a una hora del centro. Su atractivo son los grabados rupestres en grandes rocas a la orilla del mar. Para sentirse un local la visita a la playa es obligada. Como dice Juan José: “el mazatleco es ‘patasalada’ por andar descalzo en la playa. Es una metáfora de tener los pies en la tierra.”
Conoce su obra
Juan José Rodríguez nació en Mazatlán, en 1970.
Su obra más conocida es Asesinato en una lavandería china, llevada al cine en 2012 con el título Sangre de familia, estrenada en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
En 2004 obtuvo el Premio Mazatlán de Literatura por Mi nombre es Casablanca, compartido con No hay tal lugar, de Ignacio
Solares. Este año fue miembro del Comité Organizador del galardón.