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"Siempre tendremos París", decía Humphrey Bogart en "Casablanca". La capital francesa probablemente sea, por derecho propio, el lugar más glamoroso del mundo. Nueva York también podría calificar. Hay lugares, hay situaciones -esperar a esa cita perfecta en la cima del Empire State, al mejor estilo Cary Grant- que harían estallar el glamourómetro
Y, sin embargo, no por ser de los más visitados son los únicos. Estos cinco destinos, entre bastante próximos y muy remotos, son perfectos para unas vacaciones glam.
Ushuaia: la ciudad más austral del planeta
A esta ciudad se la suele relacionar más con el turismo de aventura y con su puerto como antesala de la Antártida que con el glamour. Sin embargo, ofrece opciones hoteleras y gastronómicas de lujo absoluto, enmarcado en el paisaje de montañas que mueren en el mar.
Por qué lo elegimos: cuando el verano azota en el centro del país, estar tan cerca del mismísimo polo sur mantiene el clima fresco. El circuito gastronómico -que siempre incluye trucha, centolla y otras delicias patagónicas- es para volver con un par de kilos de más, y no precisamente en el equipaje.
Los imperdibles: todos los restaurantes que tengan una buena vista al canal de Beagle, pasear en catamarán por las aguas azules, la cerveza local (que se llama, justamente, Beagle) y una cena a la luz de la velas en Chez Manu: sobre la ladera de la montaña, el paisaje de la ciudad iluminada a sus pies, en un ambiente elegante y cuidado hasta el más mínimo detalle
Precios: Los Cauquenes probablemente sea el hotel más paradisíaco de la isla. La habitación cotiza 6 mil 500 pesos la noche, base doble, con desayuno incluido.
Punta del Este
Los fundamentalistas de Punta la equiparan con playas mediterráneas y caribeñas sin siquiera sonrojarse. Pero lo cierto es que, más allá de que el paisaje ha enamorado a unos cuantos, aún en los tiempos de vacas más flacas es el lugar donde la gente va a ver y a hacerse ver. Cada año convoca menos celebrities pero más socialities y, en muchos aspectos de la moda, el verano esteño marca tendencia.
Por qué lo elegimos: porque ser un clásico de clásicos.
Los imperdibles: el atardecer en Punta Ballena. Las muestras de arte, cada vez más numerosas. Las fiestas top (hay que conocer a alguien que conozca a alguien para figurar en la lista de invitados). Alguna fiesta en el Conrad, la comida del Fasano, la coctelería del Mantra, la movida electrónica en Ovo y el siempre vigente Tequila.
Precios: los costos de hotelería tienen un rango que va del camping al cinco estrellas, haciendo escala en todas las categorías imaginables. De diez dólares por una cama en un hostel hasta unos 5 mil pesos que cuesta la habitación (base doble) en el Mantra, hay para todos los bolsillos. La Posta del Cangrejo, a 3 mil 300 pesos la noche, es uno de los lugares más chic donde dormir.
Jamaica
La isla más grande y la población anglófona más numerosa del Caribe, la música, la cultura rastafari y, sobre todo, playas perfectas y servicios orientados al relax absoluto, hacen de Jamaica un lugar con un glamour especial, agreste y provocador.
Por qué lo elegimos: Jamaica es una elección poco frecuente, pero la combinación de sus paisajes y la hospitalidad de su gente hace que cualquiera se sienta como un miembro de la realeza.
Los imperdibles: más allá de la experiencia cultural que implica recorrer Kingston, el paraíso mismo se llama Montego Bay. A las playas de arena blanca se suma el lujo de los buques de crucero que hacen escala allí -llegar en crucero es una gran opción- y la tentación permanente del "duty free shopping".
Precios: Los hoteles de mayor categoría, muy enfocados en el relax y los servicios de spa, como el Eden Gardens o el Spahish Court, en Kingston, o el Hyatt en Montego cuestan de 4 mil pesos la noche para arriba.
New Orleans
Una ciudad antigua, donde la cultura norteamericana se conecta con fuertes raíces afro, entremezcladas con elementos franceses. New Orleans es cuna del jazz, del Mardi Gras y de una creole cuisine única.
Por qué lo elegimos: New Orleans es una ciudad con magia y con historia, donde el jazz callejero y los ritos tribales se mezclan con la arquitectura afrancesada, creando un clima único.
Los imperdibles: todo lo que suceda en el French Quarter, el antiguo barrio francés, es imperdible de por sí. Los paseos por el Mississippi en un viejo barco a rueda (o en una fiel réplica de alguno de ellos) y el circuito de restos flotantes a orillas del río, imprescindibles absolutos. Más allá de la hotelería, una opción distinta: alojarse en antiguas mansiones, que alquilan sus habitaciones.
Precios: el Ritz Carlton es un hotel emblemático. La noche cuesta unos 8 mil pesos, base doble. Un poco más económico (7 mil 100 pesos) y con todo el glam de un ambiente hiper-tradicional, el Bourbon Orleans es una gran opción. Hyatt, con su lujo más bien aséptico e internacional, tiene un hotel en pleno French Quarter donde se puede dormir desde 6 mil 200 pesos la noche. El vuelo de escalas múltiples de Lan es el más económico: ida y vuelta, apenas por encima de los 30 mil pesos, tasas e impuestos incluidos.
Monte Carlo
El principado de Mónaco tiene un glamour más convencional, más estilo James Bond: autos deportivos de altísima gama, megayates, casinos y el protagonismo de una familia real que supo renovar el estilo de las monarquías europeas y que aún hoy marca tendencia.
Por qué lo elegimos: Monte Carlo es una ciudad pequeña pero cosmopolita, que navega culturalmente a dos aguas entre el refinamiento francés y la pasión italiana, con algunos toques griegos. Un cocktail mediterráneo explosivo.
Los imperdibles: Port Hercules, con sus yates de lujo (y, para los fanáticos de la náutica, el Monaco Yacht Show, la exposición de superyachts que se hace todos los años hacia fines de septiembre). Hay visitas guiadas al Palacio y una muestra permanente con la colección de autos antiguos que pertenecieran al Príncipe Rainiero. Ah, sí, y por supuesto, los casinos.
Precios: Las habitaciones en hoteles cinco estrellas tienen un piso de 6 mil pesos la noche en base doble y van aumentando según lujo y categoría.