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diana.briseno@eluniversal.com.mx
Los turistas actuales son muy diferentes a los de hace una década. Resuelven dudas en línea y crean sus propios itinerarios. Con la ayuda de aplicaciones reservan y contratan servicios turísticos en pocos minutos y al mejor precio. Y no solo eso, son referente para otros viajeros gracias a que comparten sus quejas y recomendaciones en la web. Con un clic pueden llevar del cielo al infierno cualquier destino o servicio.
A esta vorágine de soluciones se suman las mejoras en el transporte: la conectividad de vuelos internacionales que cada vez tienen más rutas y frecuencias. Es un hecho, “viajar es parte del estilo de vida contemporáneo” dice Francisco Madrid, Director de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad Anáhuac. Tan solo el año pasado hubo más de mil 200 millones de viajes internacionales, sin contar los domésticos.
Tanto la oferta como la demanda se han visto transformadas. Pero, a pesar de esta avalancha tecnológica, las agencias de viaje tradicionales aún tienen un amplio mercado. Son preferidas por quienes desean asistencia durante el viaje y un servicio personalizado que se ajuste a sus gustos y necesidades. Su reto es adaptarse a los cambios, ofreciendo servicios diferenciados, como experiencias exclusivas, dice Omar Servín, director comercial de Amparo Servicios Turísticos.
Incluso el hospedaje tradicional ha tenido que adaptarse. Los hoteles boutique con atención al detalle, habitaciones temáticas, servicios que contemplan el cuidado al medio ambiente o apoyo a las comunidades locales, y opciones de entretenimiento para todas las edades son una muestra de ello.
La competencia no es solo entre hoteles, ahora incluye plataformas como Airbnb, en la que un particular abre las puertas de su casa a los turistas. Es un concepto que crece a pasos agigantados alrededor del mundo. En menos de siete años más de 60 millones de personas la han usado para encontrar alojamiento.
Además, los viajes ya no solo son vistos como una opción de entretenimiento, para algunos sectores, como el de lujo, es un tiempo de convivencia familiar en el que los niños tienen la oportunidad de conocer otras culturas y convertirse en verdaderos “ciudadanos del mundo”: en personas más abiertas a conocer otras civilizaciones, proactivas, curiosas y tolerantes, comenta Matthew Upchurch, CEO de la operadora de viajes Virtuoso.
El comportamiento de los viajeros también ha cambiado, sobre todo si nos referimos a los milennials o generación Y, nacidos entre la década de los 80 y el 2000. Ellos son los más activos en internet y representan más de 50% de los internautas mexicanos, de acuerdo con un estudio de la firma comScore.
Buscan los mejores precios en línea, hacen uso constante de las aplicaciones y son más exigentes con los servicios. Si se sienten insatisfechos con el servicio de un hotel no bajan a la recepción a quejarse, lo publican en las plataformas en línea, dice Francisco Madrid.
Estas mismas plataformas son las que ayudan a otros milennials a elegir su próximo destino. A diferencia de generaciones pasadas, no solo se guían con las recomendaciones de familiares y amigos, también investigan en la red la calificación que otros usuarios de portales como TripAdvisor y Yelp le dan a cada sitio. Si encuentran reseñas desfavorables, descartan el lugar.
Su estilo de viajar también es diferente. Este sector puede sacrificar la comodidad de los traslados e incluso del hospedaje para incrementar su presupuesto para disfrutar de experiencias que le ayuden a conocer mejor el destino o a sentirse parte de la comunidad local o estar en contacto con la naturaleza.
Pero a pesar de todos los cambios siempre habrá un segmento que solo quiera unas merecidas vacaciones para descansar y olvidarse de su rutina diaria, dice Madrid.