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diana.briseno@elunversal.com.mx
Resulta curioso y un poco irónico, escuchar cómo una de las primeras sinagogas del país estuvo en la calle de Jesús María, mientras que en el Jardín de la Santísima vivió el primer rabino. Poco a poco los relatos nos transportan a una época en la que los migrantes, que no dominaban el español, hablaban parecido al “Baisano Jalil”, personaje que hizo famoso a Joaquín Pardavé.
Durante una caminata guiada de dos horas se desenmaraña la historia judía en la ciudad de México. Las calles cercanas al antiguo mercado de La Merced fueron el corazón de su cultura, en los años de la Revolución Mexicana. Muchos llegaron a nuestras tierras escapando de sus lugares de origen: España, Siria, Grecia, Francia, Rusia y Líbano, por mencionar algunos.
Huían de regímenes donde no podían practicar su fe o de la pobreza, según cuenta Mónica Unikel, directora de la Sinagoga Histórica Justo Sierra.
Hay que comenzar temprano para evitar el bullicio y el griterío de los vendedores ambulantes en el Centro Histórico. El lugar de reunión es la sinagoga, en el número 71 de Justo Sierra.
Unikel, guía también, conduce a una vecindad de la calle de Loreto para narrar la historia de los aboneros. Recibieron ese nombre por vender en abonos calcetas, corbatas, ropa interior, navajas y otras chucherías. Cargaban con la tienda a sus espaldas recorriendo la ciudad.
En las pequeñas viviendas iniciaron los talleres de costura, la mesa de la familia era también el lugar de trabajo.
El trayecto continúa hacia la calle de Jesús María. En el número 3 se estableció la primera escuela judía en México, que años más tarde se mudó a otra zona de la ciudad. En la puerta marcada con el 18 hubo una carnicería kosher (alimentos que respetan los rituales judíos) y, a unos pasos más, una tienda de abarrotes que vendía pepinos agrios y arenque, entre otras cosas. Mónica Unikel aún conserva recortes de periódico con fotos de los locales en funcionamiento.
Más adelante había una panadería donde horneaban el pan trenzado, negro y de cebolla. Ahí mismo una señora tenía una fondita y servía comidas tradicionales. La papa, el caldo de pollo y la col eran comunes.
La caminata continúa por vecindades, viejos edificios y concluye en la Sinagoga Histórica. Este recinto fue el primero en construirse por los judíos europeos en 1941.
Su zona más importante, el Arca Sagrada, se inspiró en la sinagoga de Shavel, Lituania. Durante las visitas guiadas se explica cada uno de los elementos decorativos. En los pasillos cuelgan fotografías de la historia judía en México.
Unikel tiene 20 años guiando este recorrido y cuenta cómo la zona se ha transformado con los años. Fue en la década de los 70 cuando los judíos emigraron a otras partes de la ciudad.
DATOS ÚTILES
La Sinagoga Histórica abre todos los días y la entrada es gratuita. Los recorridos se realizan el segundo domingo de cada mes a las 10 de la mañana. Costo: 120 pesos. También hay visitas guiadas dentro del recinto el primer y tercer domingo de cada mes. Costo: 40 pesos. Informes: Tel. 5522 4828. Web: sinagogajustosierra.com