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Giorgio Armani, Viviene Westwood y Adolfo Dominguez han sido algunos de los famosos que imprimieron estilo en sus elegantes uniformes. Por otra parte, viajeros de todo el mundo alguna vez se han preguntado cómo son sus travesías por los cinco continentes.

No cabe duda que las sobrecargos tienen cierto halo de misterio que las ha colocado en la mira en más de una ocasión, sobre todo cuando alguna de ellas revela los íntimos secretos de un avión tras bambalinas.

Su trabajo no solo se limita a servir bebidas y calmar pasajeros nerviosos. En sus manos puede estar la vida de los viajeros. Mandy Smith explica lo complicado de su entrenamiento en el libro Fiebre de Cabina: Los secretos candentes de una sobrecargo de Virgin (Cabin Fever: The sizzing secrets of a Virgin air hostess).

Con una década de experiencia, la sobrecargo retirada asegura que durante su tiempo de preparación aprendió a sobrevivir en situaciones extrañas, como defenderse de un tiburón en caso de un acuatizaje.

Otras más cuentan su historía con un toque de humor. La exsobrecargo Elena López, narra en el libro Anécdotas de azafatas la ocasión en que un pasajero quedó atrapado porque fue succionado por un baño.

El libro Alrededor del mundo de mal humor: Confesiones de una sobrecargo (Around the World in a Bad Mood: Confessions of a Flight Attendant), de Rene Foss, llega a ser muy divertido gracias a su peculiar estilo para narrar historias cotidianas que incluyen las incesantes solicitudes de un pasajero o el lenguaje secreto de la tripulación. Sus relatos inspiraron el musical “Boleto de primera clase a las risas” (A first-class ticket to laughs).

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