Todo es por culpa de la tierra mojada, la hojarasca y la distracción de los viajeros. Son pocos los que se libran de tropezar y dar al suelo. Es tan común que los guías del campamento El Marinero inventaron un juego: contar el número de resbalones por participante. El récord es de 27 en un mismo paseo. No son caídas de cuidado, lo más que puede pasar es que la ropa quede enlodada. Pero al final todo se olvida cuando los grupos llegan a la cascada para refrescarse y lavar sus ropas.

A tres horas y media del puerto de Veracruz se localiza la Reserva de la Biósfera de Los Tuxtlas. Una selva tupida de cedros, zapotes, caoba y ceibas. Las comunidades que la habitan se han organizado para desarrollar actividades de aventura para los visitantes.

El recorrido inicia muy temprano, desde la localidad de El Marinero, hacia el campamento, en medio de la selva. La caminata es de unas cuatro horas. Se necesita condición física porque el trayecto es en subida, esquivando rocas y troncos. Una vez ahí se instalan las tiendas y en un parpadeo cae la noche. Llega el momento de prender la fogata y escuchar historias de terror.

Los relatos sobre chaneques ponen los pelos de punta a más de uno. Son duendecillos de orejas puntiagudas, rostros envejecidos, chiquitos pero maldosos. Dicen que pierden a la gente en el bosque.

En la oscuridad total no se puede ver ni la palma de la mano, pero en un claro de luz es posible ver la Vía Láctea, cuando la lluvia no hace su aparición recurrente. Parece que el olfato se agudiza: hierba húmeda, tierra mojada, el perfume que sueltan ciertas especies de árboles con aroma a chicle. Hasta se pueden escuchar pisaditas de insectos sobre la tienda de campaña y el aleteo de aves nocturnas.

En la comunidad vecina de El Ampopal se observan aves en absoluta libertad. Se calcula que en Los Tuxtlas hay más de 500 especies. Los grupos de viajeros han identificado más de 350: tucanes, clarines, águilas elegantes y gavilanes nevados.

Para diciembre habrá actividades especiales: villancicos y cenas con ingredientes locales. No hay que partir sin probar el chagalapolis, especie de baya silvestre de sabor agridulce que se usa para hacer mermeladas y aguas frescas. El menú típico incluye un caldo de langostino fresco y mole de acuyo, con pollo y hoja santa.

Datos útiles. La Red de Ecoturismo Comunitario Los Tuxtlas ofrece paquetes desde 4 mil 200 pesos por cuatro días y tres noches. Incluye hospedaje, transporte desde la ciudad de México, alimentos, recorridos, equipo para acampar. El campamento está a siete horas del DF.

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