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Los secretos de Marsella

Bohemia, talentosa en el arte y en la cocina

Carácter bohemio. Vista de la ciudad y del puerto. (Foto: iStockPhoto)
05/09/2015 |23:10Marco Beteta |
Redacción El Universal
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Fundada por los griegos y enclave fundamental del comercio marítimo mediterráneo desde hace más de 25 siglos, Marsella es mucho más que sol, playa y mar. Ecléctica, contrastante y bohemia, la segunda ciudad en importancia de Francia es notable ejemplo de la recuperación y renovación de espacios urbanos.

PARA CONOCER
Notre Dame de la Garde. De estilo romano bizantino; icono marsellés ubicado en la cima de una colina (excelentes vistas de la ciudad).

Vieux Port. Corazón de Marsella enmarcado por los fuertes de San Nicolás y San Juan (este último forma parte de la zona restaurada del malecón e incluye el Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo).

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Le Panier. Pintoresco barrio de estrechas calles y pequeñas plazuelas en el casco antiguo; imperdible la Vielle Charité que integra los Museos de Arqueología Mediterránea y de Arte Africano, Oceánico y Amerindio.

Palacio Longchamp. Señorial edificación de principios del siglo XIX, sede de los Museos de Bellas Artes y de Historia Natural, así como del observatorio y parque botánico.

Cité Radieuse. En el boulevard Michelet, complejo habitacional construido por Le Corbusier (centro de arte contemporáneo MAMO del diseñador Ora-ito en el último piso, un must).

L’Estaque. Pequeño y bohemio puerto que inspiró a grandes maestros del movimiento impresionista y cubista, con fantásticas panorámicas del golfo marsellés.

Castillo y parque Borély. Al sur de la ciudad y a un lado del mar; el primero alberga al Museo de Artes Decorativas, Moda y Cerámica; el segundo es un agradable espacio verde público especialmente frecuentado por locales.

Isla y Castillo de If. En el archipiélago de Frioul (perteneciente al Parque Nacional de Calanques), escenario inmortalizado por Alejandro Dumas en El Conde de Montecristo.

Abadía de San Víctor. De estilo medieval y uno de los lugares más venerados por los marselleses (cerca se encuentra la panadería más antigua de la ciudad donde se elaboran las tradicionales navettes, galletas en forma de barcos).

PARA DORMIR
Le Petit Nice Passédat. Encantadora villa de propiedad familiar convertida en moderno y cómodo hotel boutique. Fabulosas vistas a la Isla de If. Excelente gastronomía. Ideal en plan romántico. Anse de Maldormé, Corniche JF Kennedy. www.passedat.fr

PARA COMER
AM. Cocina de autor. Encabezado por su chef y propietario Alexander Mazzia, quien presenta su cocina evolutiva con twist oriental en un feudo de elegancia contemporánea. 9 Rue Francois Rocca.

Peron. Pescados y mariscos. Constancia y frescura de sus insumos lo han consolidado como un clásico en espectacular setting. Ideal para cenar al atardecer. 56 Corniche JF Kennedy.

Une table au sud. Cocina francesa. Vanguardista propuesta en el corazón del Vieux Port que integra técnicas actuales y productos locales a cargo de un joven matrimonio (él al frente de la cocina y ella como sommelier). 2 Quai du Port.