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Una lupa hizo falta para ampliar la imagen de la photo finish y desempatar en el sprint de la séptima etapa del Tour de Francia entre el noruego Edvald Boasson Hagen y el alemán Marcel Kittel, quien acabó por adjudicarse el triunfo por solo seis milímetros.
“No recuerdo un triunfo tan ajustado como el de hoy [ayer]”, aseguró el germano del Quick Steep, que el año pasado también precisó de la tecnología para que le dieran el triunfo en la etapa de Limoges, frente a Bryand Coquard.
En esa ocasión, los comisarios decretaron que su victoria se había jugado por 26 milímetros. Traducido en tiempo, 0.3 milésimas de segundo. En esta ocasión fue necesaria mucha más precisión para desempatar a los dos ciclistas.
“Cuando hay este tipo de decisiones siempre hay que esperar y se te hace largo. Son momentos difíciles, pero la alegría ha sido muy grande si la resolución es a tu favor”, dijo el alemán, que señaló que “seis milímetros separan la felicidad de la decepción y en esta ocasión resulté vencedor”.
Kittel bromeó al asegurar que le sirvió de algo medir 198 centímetros, lo que le valió lanzar la bicicleta en el último golpe de riñón y sacar esa ventaja que fue decisiva.
El alemán también aseguró que su equipo ha mejorado la preparación de los sprint y que el tren del Quick “va en buena dirección”.
“Si comparamos la llegada de Lieja a la de hoy [ayer] nos damos cuenta de que las cosas se colocan poco a poco en su lugar, damos pasos firmes y eso es bueno”, dijo.
Con su triunfo de ayer Kittel recuperó el suéter verde de líder de la regularidad, un objetivo que no descarta, pero que supedita a la obtención de triunfos parciales.
“Ha quedado claro que si ganas etapas puedes avanzar en esta clasificación y esa es mi estrategia para mantenerme entre los primeros”, señaló.
