En el deporte profesional y olímpico, hay muchos deportistas que se apoyan en la religión para conseguir los más asombrosos resultados, cuenta el padre Mayagoitia.

“Un ejemplo es la gimnasta estadounidense Simone Biles, una niña católica muy espiritual, quien antes de competir ofrece su deporte por alguna intención, como ella hay muchos. En México tenemos a un gran triatleta que es Crisanto Grajales, un hombre muy admirable que se esfuerza mucho por llevar los colores con orgullo”, cuenta el religioso, quien disfruta de observar los Juegos Olímpicos y el futbol por televisión.

“También me impresionan los atletas paralímpicos, quienes en lugar de centrarse en su limitación se superan. Es hermosísimo ver el entusiasmo que tienen al competir y cómo superan obstáculos”.

El deporte es global, añade Mayagoitia.

“En Roma todos los años se tiene un torneo de futbol entre los seminaristas, también practican basquetbol”.

—¿Para usted qué significa la Semana Santa?

—Es una experiencia de la misericordia y de cariño, el culmen de la generosidad de Dios con el hombre—, finalizó el cura, quien espera participar en el triatlón de Valle de Bravo a finales de abril.

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