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Maria Sharapova está sexta en ventas en el ranking de la encantadora librería Barnes and Noble dentro de su Top 100. El dato fundamental es que su libro todavía no está editado.
“Unstoppable: My Life So Far” (Imparable: Mi vida hasta ahora) saldrá a la venta el próximo 12 de septiembre. El incentivo fue grande para los fanáticos: los primeros 3 mil en hacer su pre-orden se quedaban con un ejemplar firmado por la tenista. Volaron como los Sugarpova.
Sus memorias son parte de un plan de negocios. Sharapova anunció la salida del libro en noviembre de 2015, dos meses antes del positivo por dopaje. La pena que cumple es otro insumo en su narrativa como la deportista más relevante en la historia del marketing deportivo.
Sharapova es un caso de estudio. Una marca potente que resistió lo que pocos pueden sortear en sus carreras: el doping y sus derivaciones mediáticas. ¿Qué hizo Sharapova? Se anticipó a los hechos. Fue la encargada de anunciar su positivo, admitió su error, pidió disculpas a sus seguidores y aclaró que no quería terminar su carrera.
Nike le mantuvo el contrato de ocho años firmado en 2010 por 70 millones de dólares. Porsche, Head y Evian fueron las otras marcas que analizaron la situación y decidieron seguir con ella. Tag Heuer fue la única que decidió romper relaciones.
Sugarpova, su línea de caramelos y chocolates también se robusteció. En 2018 tendrá en valor como marca en 20 millones de dólares. Los productos se comercializan en 50 mil puntos de venta en 30 países.
Sharapova vuelve al tenis el próximo 24 de abril en Stuttgart. La historia de la niña que escapó con su familia a Estados Unidos del desastre de Chernobyl ahora se completará con la redención de quien superó una suspensión por doping y esquivó las consecuencias negativas que traen estos casos.