Sergio Pérez nació para las adversidades. Cuando los motores no le sonríen para ser parte de los mejores tiempos en las clasificaciones, el volante mexicano destella con su talento en carrera.

El domingo pasado el tapatío volvió a destacar por su temple y con la estrategia al pie de la letra, Checo remontó 11 puestos, en el circuito de Bahrein.

Pérez sobresalió por su participación, donde empezó en el puesto 18 y culminó séptimo.

Sin embargo, no fue la mejor carrera del piloto de Force India.

El 18 de marzo de 2012, en su segundo año en la máxima organización del automovilismo, un joven Sergio arrancaba desde la posición 22.

En la carrera que vio al británico Jenson Button coronarse, el tricolor se llevó diversos reflectores al terminar octavo. Fueron 14 los puestos que rebasó el entonces volante de Sauber.

En esa misma campaña, el tapatío otorgó un par de espectáculos más. En Mónaco, comenzó en el sitio 23 y culminó en el 11. Pero fue en Canadá donde Pérez se subió a su segundo podio en su carrera, al llegar tercero, cuando partió decimoquinto general.

Un año después, llegó a McLaren. La escudería británica también disfrutó de sus remontadas.

En el último Gran Premio de la temporada, Brasil, el mexicano fue penalizado por un movimiento no previsto de la caja de cambios y tuvo que salir desde el sitio 19. Fue su última participación con el equipo y se despidió con una mejoría de 13 puestos.

En 2016, Sergio Pérez volvió a sufrir un castigo. Esta vez fue en el GP de Singapur. A Checo no le quedó de otra de comenzar desde el lugar 18, pero, una vez más, el tapatío salió avante y cruzó la línea de meta como octavo.

De un forma u otra, el tapatío se las ingenia en cada situación complicada.

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